La impopularidad del presidente francés, Emmanuel Macron, subió en septiembre hasta el 75% de los votantes, un escenario inédito desde la crisis de los Chalecos Amarillos.

Según un sondeo del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) para el semanario Le Journal du Dimanche, apenas un 25% de los entrevistados mostró satisfacción con la labor del jefe de Estado, quien ganó en las urnas un segundo mandato en el Elíseo para el período 2022-2027.

Para constatar una impopularidad tan marcada del presidente habría que remontarse a diciembre del 2018, cuando sacudió al país con sus protestas el movimiento de los Chalecos Amarillos.

La encuesta a también revela un escaso respaldo al nuevo primer ministro, Michel Barnier, quien genera el 55% de descontento, pese a no llevar siquiera tres semanas en el cargo.

Desde la creación del barómetro del IFOP para Le Journal du Dimanche, nunca antes un primer ministro había generado tanto malestar en su llegada al puesto.

La víspera se hizo oficial el nuevo gobierno liderado por Barnier, el cual integran figuras del oficialismo y conservadoras, pese a los malos resultados de ambos campos en las elecciones europeas de junio y las legislativas de julio.

Una de las piezas clave del nuevo Ejecutivo que simboliza un claro giro ideológico a la derecha es el ministro del Interior, Bruno Retailleau, hasta ahora jefe del grupo en el Senado de Los Republicanos (LR, el partido de Barnier), conocido por sus posiciones particularmente duras contra la inmigración.

Asimismo, Antoine Armand, de Renacimiento, será ministro de Finanzas y Jean-Noel Barrot, de MoDem, será ministro de Asuntos Exteriores en un gobierno compuesto en gran parte por partidos centristas y conservadores. Hay una única figura procedente de la izquierda, el que durante casi 22 años fue diputado socialista, Didier Migaud, designado para la cartera de Justicia.

El nuevo Ejecutivo dependerá del partido ultraderechista de Marine Le Pen, que puede dejarlo caer si apoya la moción de censura anunciada por la izquierda.