El 6 de octubre, una escena mínima alteró la rutina del streaming global. Durante una transmisión con la creadora Heavenly, el director ejecutivo de Twitch, Dan Clancy, sacó de su billetera un billete de USD 100 y se lo entregó frente a cámara. La decisión, lejos de ser un simple gesto amable, reavivó una vieja discusión sobre cómo la plataforma reparte el dinero entre la empresa y sus creadores.

Un movimiento fuera del sistema

Heavenly le había pedido a Clancy que regalara veinte suscripciones a su audiencia, una práctica habitual en la comunidad. En lugar de usar el sistema interno de “subs”, el CEO respondió: “En realidad, no. Voy a hacer algo mejor que regalarte 20 subs”, dijo antes de extenderle el billete. La streamer bromeó con pedirle que lo firmara, mientras los comentarios se multiplicaban en tiempo real.

El gesto tuvo una carga simbólica inmediata. Clancy evitó el circuito de Twitch, que reparte solo la mitad del valor de cada suscripción a los streamers. “Así te quedás con todo el monto”, explicó, marcando sin querer la herida más expuesta del modelo de negocio.

La grieta del 50/50

En Twitch, por cada suscripción de USD 5, el creador recibe USD 2,50. El resto queda en manos de la empresa. Esa proporción, aceptada durante años, empezó a generar tensiones desde la irrupción de plataformas como Kick, que prometen a los streamers el 95 % del ingreso por suscriptores.

Mientras Twitch mantiene una base de usuarios incomparable y un sistema publicitario más estable, su esquema de reparto luce cada vez más anticuado. En ese contexto, la propina en efectivo del CEO funcionó como una admisión involuntaria: incluso la máxima autoridad de la compañía parece reconocer que el sistema castiga a los creadores.

Reacciones y lecturas cruzadas

El video se viralizó de inmediato y generó interpretaciones opuestas. Algunos vieron un acto de sinceridad y cercanía, una forma de poner sobre la mesa un problema real. Otros lo consideraron una provocación, un gesto simbólico sin efecto práctico mientras la empresa no modifique su política de ingresos.

En redes, un usuario resumió la incomodidad general: “Si el propio CEO de Twitch prefiere pagar en efectivo antes que usar la plataforma, ¿qué dice eso sobre el estado del sistema?”.

Un futuro en disputa

La competencia por retener a los grandes streamers se volvió feroz. Twitch enfrenta el desafío de sostener su liderazgo sin perder a quienes producen su contenido. Si mantiene el reparto actual, corre el riesgo de empujar a los creadores hacia plataformas con mayores beneficios; si lo modifica, deberá redefinir su rentabilidad.

Por ahora, el billete entregado por Clancy queda como una imagen incómoda: un momento fugaz que, en segundos, expuso la tensión entre el poder corporativo y quienes hacen posible su negocio.