HISTORIA DE VIDA

Un músico de clase media ganó 125 millones de dólares en la bolsa y los donó poco antes de morir

Logró ser un clarinetista exitoso pero no fue con la música que hizo su fortuna. En sus viajes, estudiaba cómo invertir. Antes de morir, dedicó todo su dinero a donaciones

BAE Negocios

Un clarinetista con ingresos promedio de clase media, con una carrera en la Boston Pops Esplanade Orchestra, saltó a la fama por haber amasado una fortuna de 125 millones de dólares que donó poco antes de morir, el 7 de diciembre último.

Edward Avedisian dedicó toda su vida a un oficio que le daba un ingreso medio, suficiente para vivir bien y darse algunos gustos ocasionales, pero no más que eso. Sin embargo, antes de morir, a los 85 años, donó 100 millones de dólares a la Universidad de Boston, y otros 25 millones a distintas organizaciones. ¿Cómo lo hizo? ¿De dónde sacó el dinero? ¿Qué tuvo que ver la música en esto? El clarinetista no dejó ninguna consulta sin responder. 

Cómo amasó su fortuna el clarinetista de Boston

Nació el 23 de junio de 1937, creció en Pawtucket, en Rhode Island, y era el tercero de cuatro hijos de inmigrantes armenios. Su madre trabajaba en una fábrica de tejidos y llegó a ser contable y su padre fue tejedor en fábricas textiles.

De adolescente trabajó en una ferretería y empezó a tocar el clarinete después de probar uno de su hermano Paramaz. Cuando estaba en el último curso de la secundaria ya enseñaba a tocar el clarinete a alumnos más jóvenes y les prometía llevarlos a los partidos de los Red Sox si se aplicaban.

Gracias a su habilidad con el instrumento se ganó una beca en la Universidad de Boston, donde obtuvo una licenciatura y una maestría en música.

Avedisian estuvo soltero hasta los 57 años, no tuvo hijos y vivió gran parte de su vida adulta en un modesto departamento de Boston. Pero no fue su vida austera la que le permitió ahorrar el dinero que destinó a donaciones. De hecho, jamás hubiera alcanzado a ahorrar 125 millones de dólares.

No estudió finanzas ni economía. Aun así, Avedisian se convirtió en un as de las inversiones, con las que logró millones y millones de dólares. Uno de sus sobrinos especuló con que el éxito de su tío como inversor reflejaba en parte el alto nivel de rendimiento que aprendió en la música: "Cuando tocas un instrumento musical para una orquesta, no metes la pata. No tocas la nota equivocada, o te quedas fuera".

Un músico de clase media ganó 125 millones de dólares en la bolsa y los donó poco antes de morir
Avedisian durante sus días de clarinetista
Música y finanzas, unidos como nunca antes 

Como joven músico en giras nacionales, a veces compartía habitaciones de hotel con dos o tres personas más. Más adelante en su carrera, tocó con estrellas que van desde Luciano Pavarotti hasta la banda de rock Aerosmith. También tocó para la Orquesta de Ballet de Boston.

Sus viajes como músico le dejaban tiempo libre para estudiar informes financieros, contó el Wall Street Journal (WSJ) en una nota de James R. Hagerty. En la biblioteca de su casa hay libros como "24 lecciones esenciales para el éxito de la inversión", de William J. O'Neil, "The Warren Buffett Way", de Robert G. Hagstrom y "Take on the Street", de Arthur Levitt.

A principios de los años 80 comenzó a invertir en el mercado de valores, cuando había un auge a largo plazo. Se inclinó por las acciones tecnológicas, incluidas Microsoft y Lotus. Estudió prospectos y, a menudo, compró acciones en ofertas públicas iniciales (OPI). Para maximizar sus asignaciones de OPI, tenía hasta una docena de cuentas de corretaje.

 

En una entrevista con MarketWatch, confesó que leer las declaraciones de valores era imprescindible: "Averiguás qué está haciendo la empresa, quién la dirige y, especialmente, quién quiere entrar y quién quiere salir. Nunca me gustaron las empresas en las que los accionistas (internos) vendían". A través de auges y caídas, se quedó con las acciones ganadoras. “No buscaba entrar y salir”, le dijo al Boston Globe en octubre.

Es más: hubo veces en que Avedisian asumió riesgos calculados que la mayoría de los inversores aficionados evitan, como pedir dinero prestado para aumentar sus inversiones y apostar con opciones sobre acciones. “Si lo hiciera todo de nuevo”, dijo, “probablemente perdería mi camisa, mis zapatos y mis medias”.

Una fortuna que nunca fue suya

Gracias a sus enormes ganancias, el clarinetista pudo donar 100 millones de dólares a la escuela de medicina de la Universidad de Boston, con el objetivo de apoyar becas, cátedras e investigaciones. “Es una forma de ayudar a los niños a ser médicos, especialmente médicos generales, donde hay una gran escasez. Todos estos niños tienen demasiadas deudas de todos modos”, explicó a MarketWatch.

No fue la única donación. También fundó una escuela primaria en un barrio en ruinas de Ereván, la capital de Armenia. Además, hizo importantes donaciones a la Facultad de Farmacia de la Universidad de Rhode Island, un programa de enfermería en la Universidad de Rhode Island y la Asociación Nacional de Estudios e Investigación Armenios. Dedicó su regalo de enfermería a su hermana, Zvart Onanian, enfermera jubilada, y el regalo de farmacia a su hermano mayor, Paramaz, que era farmacéutico. La escuela en Ereván lleva el nombre de sus padres.

Un músico de clase media ganó 125 millones de dólares en la bolsa y los donó poco antes de morir
La Facultad de Medicina de la universidad de Boston ahora lleva su nombre (Boston Globe)

A ellos les dedicaba su éxito: “Nuestros padres nos dijeron: 'Oye, obtén una educación'. Así que esa fue la llamada, y esta fue nuestra respuesta. Ellos son los héroes, no nosotros”. Según recordaba, sus modestos ingresos no les impedía ayudar: “Siempre estaban haciendo algo por alguien más”.

Las ganas de ayudar y la precisión musical se unieron para un desenlace único: un clarinetista que puede donar enormes cantidades de dinero porque no erra ni una sola nota, ni tampoco una sola inversión

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