Casi un tercio de los emprendedores argentinos está dentro del sector minorista
Una de cada cuatro personas está involucrada en alguna actividad independiente
La Argentina se ha caracterizado por su una cuna de emprendedores que se desarrollan a pesar del contexto macroeconómico inestable.
Según el informe "Global Entrepreneurship Monitor (GEM)", el 23,3% de los adultos argentinos está involucrado en algún tipo de actividad emprendedora. De ese universo, el 53,7% son hombres y el 46,3% son mujeres.
Los freelancers argentinos emprenden en una amplia variedad de áreas, pero hay algunas que son más populares que otras. Los sectores son tecnología, gastronomía, diseño, educación y turismo.
El 28,8% de los emprendedores en Argentina se dedica al comercio minorista, el 20,6% a la industria manufacturera, el 12,7% al transporte y almacenamiento, y el 11,5% a la construcción.
Argentina es el segundo país de América Latina con más freelancers, después de México. En el país, el 60% son hombres y el 40% son mujeres. Los trabajos más demandados por los freelancers son diseño gráfico, redacción de contenidos, desarrollo web y programación.
En cuanto a la financiación de los emprendimientos, el 70% de los emprendedores lo hace con ahorros personales y el 21% recurre a préstamos bancarios, según datos de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA).
Pro y contras
Trabajar de forma freelance tiene muy buenos beneficios: se tiene mayor autonomía de días y horarios, se puede trabajar desde el lugar que se quiera y formar parte de varios proyectos a la vez. Sin embargo, a diferencia de las personas que trabajan en organizaciones, los empleados sin relación de dependencia no cuentan muchas veces con herramientas de seguridad social.
De esta forma, no pueden enfrentar distintas situaciones que los ponen en riesgo, tanto físico como económicamente, lo que se convierte en una de las mayores preocupaciones de los freelancers.
Hay compañías que le ofrecen al emprendedor un seguro, dependiendo el tipo de actividad que desempeñe.
Así, si se trata de una persona que trabaja freelance (como por ejemplo un diseñador gráfico, un programador o un community manager) utilizando su casa como oficina puede acceder a un seguro que cubre el inmueble ante incendio, robo, daños por factores climáticos, así como también el contenido que se encuentra en él, especialmente los equipos electrónicos. Incluye también la responsabilidad civil contra terceros. Desde la compañía informan que para un inmueble de 50 metros cuadrados en Capital Federal el costo mensual se ubica en torno a los $3.600.
Por otra parte, un emprendedor que tiene un local comercial a la calle (por ejemplo de ropa) de 50 metros en CABA puede contratar un seguro que proteja su negocio ante los riesgos arriba mencionados pagando unos $5.500 por mes.