En la esquina de Jorge Newbery y Cabildo en el barrio de Belgrano, se ve una fila de personas que buscan vender cosas usadas. Algunas mujeres llevan electrodomésticos, otros herramientas de trabajo, estaciona un auto y bajan un televisor. Todas las clases sociales se suman a la moda de las cosas de segunda mano. El negocio detrás de la compra-venta de objetos. Cuánto pagan los objetos usados y cómo es el empeño en el circuito comercial.

El local de avenida Cabildo tiene una historia curiosa detrás. Tras la crisis del 2001, llegó a la Argentina la cadena australiana Cash Converters. Fue tal su éxito que abrió franquicias en los barrios de Belgrano, Flores, Once y hasta Palermo, cerca de Puente Pacífico. Era tal el furor en ese entonces que le salieron a competir cadenas como Mr Cash. La disputa era quien pagaba mejor lo que compraba y quién tenía los mejores precios a la hora de venderlos.

“Cash Converters es una compañía de origen australiano con más de 700 puntos de compra-venta en el mundo cuya actividad da comienzo a mediados de los 80. En 1995 llega a España en formato franquicia, con una primera tienda en Barcelona. Después de una expansión fuerte entre 1995 y 2000 basado en el modelo de franquicias, será a partir del 2001 cuando comienza la expansión del modelo de tiendas propias tal y como lo conocemos hoy en día. Cash Converters vivió una época de alto crecimiento expansión entre 2006 y 2013”, señaló Manuel Giribet, CEO de Cash Converters, en una entrevista en Observatorio Cetelem. 

En 2011, el gigante Cash Converters se retiró del país para expandirse en otras tierras. Las franquicias cerraron y los 8 empleados del local de Cabildo que estaban por quedar sin trabajo, estaban desesperados. Hasta que se les ocurrió una idea, le propusieron al dueño poder quedarse con el negocio. Les dijo que sí y desde ese entonces funcionan, con nuevo nombre. Ahora son 6 empleados, no son cooperativa, ahora son una empresa. Hace 13 años que sostienen el negocio de la compra-venta de objetos usados. Pudieron renovar el alquiler y están felices. 

 

En el local hay reglas, no se compran celulares, ni indumentaria, salvo que sea ropa de trabajo. En la entrada tuvieron que poner un cartel grande que dice desde el 1 de julio de 2024 y hasta nuevo aviso, se suspende la compra de “adornos de cerámica, porcelana, artículos de bazar y cristalería y vajilla, consultar en caja”. El stock parece estar más que saturado. 

Comprar objetos usados a mitad de precio

El negocio aprovecha muy bien su metraje y tiene de todo. Lo que se compra tiene tres meses de garantía hay desde una Play Station 4 a $600.000, palos de golf desde los $4.000 a los $55.000. Los amantes de la música pueden acceder a una guitarra criolla desde los $130.000 a los $800.000; órganos a $290.000 y un acordeón que lo ofrecen como una joyita a $1 millón. Hay toda clase de carpas desde los $20.000 a los $60.000; los cascos de bicicletas promedian los $15.000, patines Rollerblade a $10.000 y los palos de hockey rondan los $12.000. 

Hay bicicletas de todos los precios, jugueras de $13.000 a $37.000, microondas desde los $80.000; fábricas de helados a $45.000, secarropas a $150.000, ollas, jarrones antiguos, de todo. Todo lo que se busque está ahí. 

Cuánto pagan por objetos usados y cómo se empeñan

A los que llevan objetos para vender, les pagan alrededor del 25 al 40% del precio de reventa, depende el objeto, el estado y el stock que tengan. El precio de reventa es el 50% del valor de ese objeto nuevo. “Si un televisor lo vendemos a $100.000, lo pagamos al vendedor alrededor de $30.000 o $40.000, no es exacto, depende si tiene salida, si tenemos stock. No damos un porcentaje exacto, antes pagábamos el 25% del precio de reventa, ahora puede ser más o menos”, aclaró Claudio Lima, un vendedor histórico vendedor de la ex Cash Converters. Cuenta que el manejo del negocio lo aprendieron del estricto entrenamiento de la empresa australiana, todavía tienen los manuales de la compañía.

Ofrecen una especie de “empeño”, para alguien que vendió algo angustiado porque necesitaba el dinero  y se arrepintió o consiguió la plata para rescatarlo, le ofrecen retener el objeto preciado hasta 10 días. El trato no es empático ni muy bueno para el necesitado, cuando va a retirarlo para poder recuperarlo debe pagar el doble del precio que este negocio de Belgrano le pagó, apenas 10 días atrás. El interés que le cobran por 10 días es del 100%, lo que representa un 300% de interés mensual. Otro lugar para empeñar puede ser el Banco Ciudad, con tasas más normales.

Pocos lugares dan cash en el acto, por eso aunque las condiciones no sean las esperadas, muchos aceptan. Hay un área especial donde personal se encarga de evaluar las condiciones y decidir el pago. No todos los vendedores toman bien lo resuelto por el “comité” de evaluadores. “A veces la gente se enoja o se pone mal porque tiene que desprenderse de algo que valora. Pero en general, se van conformes, por eso hace más de una década que estamos”, señaló Claudio Lima. 

Como el local tiene una gran variedad de productos, tiene clientela habitual. Un hombre de nacionalidad rusa cuenta que va con su mujer toda la semana, siempre descubre algo interesante. Los compradores que adquieren productos por más de $8.000, si pagan en efectivo tienen una rebaja del 10%. Si gastan más de $15.000 pueden financiar hasta en 3 cuotas sin interés. 

Cómo está la venta de usados

“Desde principio de año hay más movimiento, hay mucha gente que viene a vender. Se bajan de un auto importado con un televisor, ya no los donan ni regalan como antes o  vienen con herramientas de trabajo o algo de bazar, ollas, vasos. Viene gente de todas las clases sociales. Hasta vienen famosos, algunos traen cosas para vender  a cambio se llevan cosas que les gustan. Es muy común que vendan los ventiladores en invierno y los vuelvan a comprar en verano cuando traen las estufas para vender”, explicó Claudio Lima.

Otros locales prefieren aceptar las objetos a consignación, si se vende, se vende y sino de regreso a casa. Lo mismo ocurre en las ferias americanas, se aceptan prendas por consignación o a veces se permite el canje por otras prendas. La diferencia es entre lugares que pagan en efectivo o los que reciben los productos y pagan cuando se vendan. Lo cierto es que el fenómeno de los productos de segunda mano crece y se replica por todo el país.