El FMI, un escollo para seducir votantes
A pesar que todos los ojos del mercado estarán puestos en los efectos que tendrá hoy en la plaza financiera la votación de las PASO - donde el consenso entre los analistas es que si la diferencia entre la fórmula FernándezFernández con la de Macri- Pichetto era del 3% o menos se desataría un rally alcista y si era más de 8% se aceleraría un sell off-, en la economía real, el Gobierno deberá resolver en el mediano plazo intentar revertir la crisis actual con una expansión fiscal si quiere cautivar a gran parte de los electores que no los votaron, enojados por la caída de la economía.
Pero lo cierto es que quizás esta vez el Gobierno no pueda usar las herramientas expansivas del gasto, tal como ocurrió en la elección de 2017 -a causa del acuerdo firmado con el FMI-, dejando así atrás el sueño que la crisis tenga forma de “V”, y teniendo que aceptar que se enfrentará a un trimestre en donde la economía continúe dibujando una crisis en forma de “L” y lo más afectado será el consumo agregado. Y es que la capacidad de compra, desde iniciada la crisis en 2018, no para de caer. Así las cosas, en un marco en donde el consumo total se contrae -12% desde hace un año, (valores cercanos al periodo de la salida de la crisis del 2001, cuando el consumo marcaba una caída de -16%).
Todo esto ocurrirá, claro está, si el FMI no vuelve a romper sus propias reglas y acepta que la Argentina aumente otra vez su gasto público y no cumpla con la prerrogativa de tener un déficit fiscal cercano al 1%. Un cambio de idea que confirmaría que gran parte de la estrategia de campaña de Juntos por el Cambio está mucho más pendiente de lo que se decide en la Avenida Pennsylvania de Washington DC, sede del FMI, que en los Focus Group y el Big Data que suelen guiar a los expertos en elecciones que revisten para el oficialismo.