Los principales frentes políticos de la provincia de Buenos Aires se preparan para una jornada clave: este sábado 19 de julio a las 23.59 vence el plazo para presentar ante la Junta Electoral las listas de candidatos que competirán en los comicios del 7 de septiembre.

En medio de una carrera contrarreloj, las principales fuerzas aún negocian los últimos lugares en sus nóminas, en un clima de alta tensión e incertidumbre.

La elección será histórica: por primera vez en 70 años, la provincia desdobla sus comicios de los nacionales.

Están en juego 46 bancas legislativas (23 en Diputados y 23 en el Senado), además de concejales y consejeros escolares en los 135 municipios bonaerenses.

En el oficialismo, la coalición Fuerza Patria —integrada por el kirchnerismo, el kicillofismo y sectores cercanos a Sergio Massa— enfrenta horas decisivas para destrabar acuerdos en la Tercera Sección Electoral.

Allí, los intendentes del Movimiento Derecho al Futuro volverán a aparecer en listas de concejales, en lo que se interpreta como el regreso de las candidaturas testimoniales. “Algunos intendentes se postularán a nivel local y otros integrarán las listas seccionales”, adelantaron fuentes partidarias.

La oposición también atraviesa una etapa de definiciones intensas. En La Libertad Avanza (LLA) y el PRO, las tensiones internas se agudizan, con fugas de candidatos y disputas por los lugares más competitivos en municipios clave como Junín, Pergamino y Vicente López. “En LLA reina el secreto. Aún no se define cuántos lugares tendrá el PRO en las listas”, explicaron operadores del espacio.

Por su parte, el frente de centro Somos Buenos Aires intenta sellar acuerdos en las ocho secciones electorales. Allí, el radicalismo y sectores del peronismo compiten por encabezar las nóminas en los municipios más poblados. “Todavía quedan definiciones clave por resolver hasta el último momento”, señalaron dirigentes del espacio.

La Junta Electoral provincial dará a conocer las listas oficiales el próximo 8 de agosto, lo que garantiza un mínimo de 50 días entre el cierre y la elección, y al menos 30 entre el comicio y la oficialización de los resultados, según establece el cronograma legislativo.

La provincia se encamina así a una noche de cierre cargada de tensión, acuerdos de último minuto y operaciones cruzadas que definirán el mapa político bonaerense de cara a septiembre.