Derecho federal, realidad unitaria

Alberto Biglieri

Son las 14 horas de este espectacular domingo soleado y democrático. Todavía no fui a votar, por lo tanto, cuando lean estas líneas no busquen ninguna conexión con los resultados que ustedes ya sabrán y que yo desconozco. En el año del 25 aniversario de la Reforma Constitucional, una vez más será eje del resultado electoral el cambio que implicó la disolución de los Colegios Electorales y la consagración del voto directo que, concentró la suerte del resultado en las áreas con mas densidad de población y, como correlato, disminuyó visiblemente el poder de fuego de las provincias.

La abanicada grieta para favorecer la polarización no es un producto del Siglo XXI. Cierto es que el fenómeno de las redes, la posibilidad de ocultarse y denostar sin dar la cara, la autoedición de noticias y las fake news, son herramientas que sirven más y mejor a los que alientan los enfrentamientos, la discriminación y se encolerizan ante el retroceso de los hipernacionalismos retrógrados.

Pero en nuestro país, constitucionalmente organizado a partir de las guerras intestinas entre unitarios y federales, con la previa asunción de la autoridad nacional real en Mayo de 1810, versus la formalidad de 1816, la sucesión de la generación del 80, el partido único y la irrupción del radicalismo; el fraude patriótico, el peronismo y antiperonismo ; y la interminable secuencia de “ismos” que no unen océanos, es normal resolver la final de la Libertadores en Madrid.

Y con los resultados que ahora saben, cualquieras que sean, escucharemos a José Sacristán repetir, una vez más: “Amanece, que no es poco”. Es la democracia, al fin y al cabo. Un amanecer que traerá la obligación de los consagrados candidatos a pensar como articular la organización federal de la Constitución con la realidad palmaria de la globalización.

Apostar a entrelazar las instituciones subfederales argentinas con un mundo que no detiene su crecimiento poblacional ni sus migraciones violentas será uno de los temas que no podrán soslayar los ahora consagrados en las PASO. Y si no lo hacen, esta columna seguirá alertando sobre esa necesidad.

Mientras el mundo fantasea con nuestro futuro (Serotonina de Houellebecq) acá nos esforzamos en que “nos devoren los de afuera.”

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