Renovación en la CGT: el respaldo a Furlán abre el juego en tiempos libertarios
El piloto Pablo Biró expresó su apoyo público al metalúrgico como posible secretario general de Azopardo y esa chance toma vuelo. Mientras la UOM avanza con presencia federal y tensiones con el Gobierno, la interna cegetista empieza a tomar forma
La renovación de autoridades que deberá concretarse antes de fin de año en la CGT le da un soplo de aire político interno a la complejísima trama laboral, salarial y de condiciones de trabajo en la era libertaria, que mantiene jaqueada a la central obrera. Hasta el momento, uno de los pocos nombres que se pusieron sobre el tablero de la sucesión cegetista fue el de Abel Furlán, actual secretario general de la UOM.
Ese respaldo llegó desde otro dirigente con predicamento, con materias aprobadas en cuanto a resistencia frontal ante gobiernos liberales; no proviene del ala industrial del sindicalismo, sino de la conducción del Frente Sindical de Lucha: Pablo Biró. “Furlán sería mi candidato para dirigir la CGT, con los ojos cerrados”, afirmó el titular de APLA (pilotos) en diálogo con AM 530. No es menor señalar que el propio Biró es considerado por sus pares como una alternativa legítima para llegar algún día al secretariado general de Azopardo.
Más allá de que esa declaración del piloto constituye un título periodístico en sí misma, su valoración va acompañada de pensamiento crítico. Biró, desde coincidencias políticas que no son imprescindibles, sostuvo una visión que Furlán ya había manifestado a BAE Negocios al inicio de su mandato en la UOM: consagrar una dinámica gremial federal, que hoy se potencia frente a las políticas antiindustriales del gobierno libertario y a las presiones que enfrenta el gremio metalúrgico, acusado de ser una organización sindical “K”.
La no homologación de su paritaria por parte del Ejecutivo valida esa lectura. No se trata de una interpretación antojadiza; lo confirman, día tras día, fuentes de la UOM consultadas por este medio.
Aunque no está definido —ni mucho menos— si la CGT pasará del actual triunvirato “moderador” a una conducción unipersonal, lo cierto es que la UOM sostiene desde Azopardo una labor interna constante, difícil de construir, y plagada de escollos. Uno de ellos: la normalización de las CGT regionales. Una tarea que en la actual estructura y con el membrete de la Secretaría del Interior cegetista, coordina el dirigente Horacio Otero.
“Normalizar” es un verbo que, en la liturgia sindical, remite a una siembra sin cosecha inmediata, pero clave cuando se trata de priorizar instituciones por sobre nombres propios. No cotiza en la superficie, pero pesa en las estructuras internas. Incluso resuena con la melodía del Papa Francisco, fallecido recientemente, en sus gestos y palabras durante toda su saga papal.
“Ondeando, luzca el sol o no”Sea cual sea el devenir de la renovación de autoridades en la CGT, la UOM ya sentó precedentes, tanto en la construcción propia como en la intersindical. Su posicionamiento público del miércoles 18 de junio lo documenta: “La CGT debe actuar ante el ajuste, la represión y la proscripción política”. Con el agregado de la visión metalúrgica: “Es tiempo de transformar la preocupación en acción colectiva, y es el movimiento obrero quien debe estar al frente”. Son textuales que vuelven redundante cualquier intento de subtitular sus manifestaciones.
Ante la consulta sobre si “integrar el círculo de confianza de Cristina Fernández le juega en contra a Furlán a la hora de pensar en la CGT”, desde el secretariado nacional de la UOM, con sede en Alsina casi Bolívar, las fuentes consultadas por este medio desarrollaron su posición con metáfora política y lenguaje de época: “No solo en las apps, también en política las fotos tienen movimiento. La política está obligada a tener ritmo si pretende sobrevivir al desprecio libertario”.
Y añadieron: “Furlán y nosotros, la UOM toda, asumimos el respaldo. Lo retribuimos. No solo a Cristina, también al gobernador Axel Kicillof. No se olvide que él dijo cosas relevantes en nuestro último Congreso de Delegados en Mar del Plata”. En ese marco, acotaron que confían en que incluso navegando las agitadas aguas del peronismo todavía les permiten soñar “con días más amables para los trabajadores y trabajadoras”.