Asistencialismo o inclusión
Es hora de ponernos a diseñar y construir una sociedad justa y sin exclusiones
Los contenedores plásticos cerca de las hamburgueserías son los más buscados. Apenas salen con la basura se suscitan peleas por la mercadería. Una mujer envuelve el colchón, lo ata como puede y sale a buscar unos pesos. Un hombre está vestido con la camiseta de su equipo preferido y lo que más cuida es el palo escurridor con el que limpia el parabrisas de los autos a cambio de monedas cada vez más escasas. Niños con inocencias robadas por adultos, aprenden discursos para que otros adultos calmemos nuestras conciencias sacando unos pesos del bolsillo.
Y se arman los debates y los sermonesà La culpa es la falta de educación de esos niñosày de sus padres. La responsabilidad es del gobierno que prometió pobreza cero y no cumplió. No pueden delegar en otros lo que ustedes en tantos años tampoco hicieronà Haría falta mano dura para volver a la cultura del trabajoà ¿Por qué en lugar de subsidios no crean puestos de trabajo?
Cuando veo tantas realidades sin solución y escucho tantas protestas me pregunto si en verdad estamos dispuestos a mejorar nuestra sociedad, nuestro país, nuestro mundo. Hay aquí personas que son hijos y nietos de la pobreza. ¿Será que un pobre no puede salir de la pobreza o le encanta permanecer allí? ¿Será que los gobiernos, las organizaciones sociales, la Iglesia misma hablan de la promoción humana como slogan pero no pasan a los hechos?
¿Cuántas asociaciones hay en nuestras ciudades que a diario atienden o asisten a personas que lo necesitan? ¿Cuántos ciudadanos trabajan o colaboran para hacer más fácil la vida a personas con discapacidad o dependencia de cualquier tipo; personas que no tienen para comer ùy hay quien les da de comerù; personas que tienen adicciones; niños a los que se les da salud y cariño? ¿Cuántos profesionales sanitarios hay que, a pesar de ver sus medios materiales y humanos reducidos, duplican esfuerzos personales para atender al que no puede pagar? ¿Cuántos maestros y profesores conocemos que ejercen la docencia como vocación y no solo como profesión?
Hoy la gran pregunta es si alcanza con asistir. El hecho de que el asistencialismo es un mero paliativo y no sirve para sacar a la gente de la pobreza era considerado antes una verdad casi de Perogrullo. Tan vieja como la famosa frase que repetían los abuelos: "no hay que dar pescado, sino enseñar a pescar". Sin embargo se instaló en muchos la idea de que el asistencialismo, no sólo sería bueno, sino que además es una obligación del Estado para con sus ciudadanos. Este cambio de concepción responde al fracaso de las políticas que opinan que el crecimiento económico erradica automáticamente la pobreza.
Es hora de ponernos a diseñar y construir, en una cultura que privilegie el diálogo, una sociedad justa y sin exclusiones. Nadie ama un concepto, nadie ama una idea. La entrega, la verdadera entrega surge del amor a hombres y mujeres, niños y ancianos, pueblos y comunidades que llenan el corazón. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural.
Va un cuento para proteger la asistencia a los demás de algunos peligros:
"En una costa muy peligrosa donde frecuentemente chocan los barcos, existía una pequeña estación de salvavidas. El edificio era muy sencillo y solamente había un bote, pero los pocos y entregados miembros, vigilaban constantemente el mar. Sin pensar en sí mismos, salían día y noche, buscando incansablemente a los perdidos. Algunos de los que salvaron, y varios otros de alrededor del área, buscaron asociarse con la estación y dar a ellos tiempo, dinero y ayuda para el apoyo de su trabajo. Nuevos botes fueron comprados y nuevo personal entrenado. La pequeña estación de salvavidas creció.
Algunos miembros sintieron que un lugar más confortable podría servir mejor. Reemplazaron los catres por camas e hicieron mejoras en el edificio. Lo decoraron y lo amueblaron exquisitamente y lo usaron como su propio club. Cada vez menos miembros tenían interés en ir al mar para hacer misiones salvavidas, así que contrataron empleados para hacer ese trabajo; era una forma de ayudar.
Un día, un gran barco encalló cerca de la costa y los empleados llevaron a la estación a muchas personas con frío, mojadas y casi ahogadas que colmaron el lugar; estaban sucios y enfermos.
En la próxima reunión hubo división entre los miembros. Algunos ûque la llamaban "estación"- insistieron en que su propósito de salvar vidas era lo principal. Pero, los que la llamaban "club", finalmente votaron en contra y dijeron que si ellos buscaban salvar vidas de todos los tipos de personas podrían comenzar su propia estación de salvavidas en otra zona de la misma costa. Y lo hicieron.
Con los años, la nueva estación experimentó los mismos cambios que tuvieron en la vieja estación. Y también se convirtió en un club, y nuevamente otra estación de salvavidas fue fundada. Si visitas hoy día la costa, encontrarás un número de clubes exclusivos a lo largo de ésta. Los choques de barcos son muy frecuentes en estas aguas, pero la mayoría de la gente se ahoga."