Calefaccioná solo los espacios que uses: menos consumo, más eficiencia
Evitá calentar ambientes vacíos. Enfocá el uso de energía donde realmente estés para cuidar el bolsillo sin pasar frío
Una de las formas más efectivas de ahorrar durante el invierno es calefaccionar solo los ambientes en uso. No tiene sentido mantener calefaccionadas habitaciones desocupadas o pasillos que no se habitan por tiempos prolongados.
La eficiencia energética empieza por decidir qué espacios usar y cuándo. Cerrar puertas, reducir fugas de calor y ubicar fuentes de calefacción en lugares estratégicos permite bajar el consumo sin comprometer el confort. Esta práctica, además de lógica, resulta clave en contextos de suba de tarifas y necesidad de ajuste doméstico.
Otra alternativa sumamente útil es el sol, aunque sea tenue en invierno, sigue siendo una fuente de calor natural y gratuita. Para aprovecharlo, la clave está en gestionar bien la entrada y retención de su energía térmica. Durante las horas de sol, conviene abrir por completo persianas y cortinas para que los rayos calienten los pisos, paredes y muebles.
Al caer el sol, es fundamental cerrar bien cortinas y ventanas para retener el calor acumulado. Este pequeño cambio de hábito permite bajar la demanda de estufas o calefactores, y mejorar la eficiencia energética del hogar.