Florece en invierno y da frutas en verano: el árbol secreto que transforma cualquier jardín en un paraíso
No es un cerezo, pero su floración rosada en pleno invierno y sus frutos dulces en verano lo convierten en la joya escondida de los jardines argentinos. Los detalles, en la nota.
Si soñás con un jardín que deslumbre durante todo el año, hay un árbol poco conocido que puede cumplir ese deseo. Florece cuando menos te lo esperás —en pleno invierno— y meses después regala frutos deliciosos. No es un cerezo, aunque sus flores rosadas parecen idénticas; es el duraznero, una especie que puede convertir cualquier espacio verde en un rincón mágico.
A diferencia del cerezo, el duraznero (Prunus persica) sorprende con una floración espectacular que ocurre entre agosto y septiembre, mucho antes de que broten sus hojas. Sus flores, blancas o rosadas, forman un espectáculo visual que parece desafiar el frío del invierno y atraen a abejas y mariposas, los polinizadores que aseguran la próxima cosecha.
En verano, el árbol se viste de duraznos dulces y aromáticos, que maduran entre diciembre y febrero, aportando además nutrientes como vitamina C, A y fibra. Así, el duraznero combina belleza y productividad en un solo ejemplar.
Además de su valor estético y nutritivo, el duraznero es un árbol de bajo mantenimiento. Le gusta el sol directo y suelos bien drenados, y con podas regulares se mantiene saludable y fructífero. Según el INTA, es una de las frutas de carozo más cultivadas en Argentina, tanto por su importancia económica como ecológica.
- Ubicación y luz: necesitá al menos 6 horas diarias de sol directo para florecer y dar frutos dulces.
- Suelo: preferí suelos bien drenados, ricos en materia orgánica y con pH neutro o ligeramente ácido. Evitá zonas con acumulación de agua.
- Riego: regá con frecuencia al plantar y luego moderá el riego, especialmente en primavera y verano. Evitá encharcamientos.
- Poda: fundamental para forma y salud. Podá a fines del verano o principios del otoño, eliminando ramas muertas o enfermas.
- Fertilización: aplicá fertilizantes balanceados en primavera o compost para nutrir el suelo.
- Protección: controlá plagas como pulgones o ácaros y enfermedades fúngicas con productos orgánicos o específicos.
Con un cuidado sencillo, el duraznero no solo llena de color el invierno con su floración mágica, sino que también deleita en verano con sus frutos irresistibles. Un árbol que, sin dudas, transforma cualquier jardín en un verdadero paraíso.