El pájaro y el nuevo árbol

La vida pasa mientras nos preparamos para vivir

Hay que disfrutar el presente y enfocarse en lo que podemos cambiar o hacer

Lic. Aldo Godino

El "ayurnamat" es una actitud que nos ayuda a relajarnos y reducir el estrés, encontrando claves para disminuir las prisas de la vida cotidiana. Si bien no es una palabra muy conocida, nos lleva hasta el pueblo inuit, una comunidad de alrededor de 70.000 personas que se extiende entre Canadá, Alaska, Siberia y Groenlandia. A través de su lengua nativa, también llamada inuit, se ha popularizado esta palabra tras la que se oculta toda una filosofía vital: "El ayer son cenizas y el mañana es madera. Solo hoy arde el fuego con todo su esplendor".

Sin una traducción concreta al español en un solo término, el "ayurnamat" es lo que nos hace saber que "no merece la pena preocuparse por las cosas que no se pueden cambiar". Es decir, hay cosas que se pueden controlar o que se pueden cambiar y otras que no. Una palabra que surge de las dificultades que enfrentó la cultura tradicional inuit para luchar contra el clima extremo en el que ha vivido, pero también a dramáticas situaciones como la expulsión de sus tierras debido a la intención de grandes empresas y gobiernos de explotar las zonas árticas. "La supervivencia exige centrarse solo en lo que depende de uno mismo, dejando afuera todo aquello sobre lo que no tenemos control."

Disfrutar el presente y enfocarse en lo que podemos cambiar o hacer, no en aquello que no depende de nosotros. Una filosofía de vida que ayuda a evitar cuadros de estrés o de ansiedad por anticipación. En la tradición popular de China se dice que "si un problema tiene solución, ¿para qué te preocupás? Y si no tiene solución, ¿para qué te preocupás?". Mientras que en nuestra cultura grecorromana encontramos el concepto "carpe diem" como un mensaje para aprovechar el hoy sin preocuparse por lo que vendrá.

En una realidad llena de obligaciones y demandas, la mayoría de las personas vive en automático, preocupándose por el futuro y recordando el pasado. Esto aleja del presente e impide disfrutar de la vida. Sin embargo, al enfocar nuestra atención en el ahora es posible reducir el estrés, mejorar la salud tanto mental como física y encontrar una mayor satisfacción en las actividades cotidianas. No se trata de cambiar quiénes somos sino de aprender a observar nuestros pensamientos y emociones con otra perspectiva.

También conocida como mindfulness, la atención plena es la capacidad de estar completamente presente y consciente de las experiencias que suceden en el momento actual. Esta práctica nos enseña a observar los pensamientos, las emociones y las sensaciones físicas con una actitud abierta y sin juicio. Significa no vivir en piloto automático, experimentanado lo bueno y lo malo que trae la vida. Esta manera de conectarse puede realizarse en cualquier oportunidad del día para gozar de sus grandes beneficios.

Siempre hay un ascenso que obtener, una habilidad por mejorar y una obligación que cumplir. Si bien solemos decir que la vida no viene con manual de instrucciones, la mayoría de nosotros, sin darse cuenta, emplea su preciado tiempo tratando de cumplir objetivos, uno tras otro. Y seguimos olvidando que, tal y como supo afirmar Seligman, cada uno es el artífice de su propia dicha.

A medida que crecemos nos esforzamos para obtener las mejores calificaciones e ingresar en las universidades más prestigiosas. Renunciamos a nuestras amistades, a nuestro descanso y a cualquier tipo de ocio para enfocarnos en alguna actividad que nos garantice un salario en el futuro. Siempre que pensamos en disfrutar el presente parece haber un futuro que demanda sacrificio (siempre hay algo que hacer en nuestra bandeja de entrada). Así, mientras ponemos el foco en el mañana, la vida pasa de largo. Y la vida es ya, está ocurriendo en este preciso momento.

En un mundo cada vez más incierto e imprevisible, no paran de aumentar los casos de ansiedad anticipatoria. Vivir con ese tipo de cuadro representa no poder respirar porque la incertidumbre y la preocupación quitan el aire. Es ser víctima de una mente que se apresura y que se empeña en mostrar los resultados más fatales.

"Los habitantes más ancianos del lugar cuentan que había un pequeño y bello pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un solitario árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica.

Un día, una intensa ráfaga de viento arrancó el árbol de raíz, obligando al pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio. Agotado, lamentándose por su mala fortuna, el pequeño pájaro consiguió llegar a un bosque lleno de frondosos ejemplares cargados de ricas frutas de dulce sabor y bellos colores. Cuando el pájaro se posó en la rama de uno de esos árboles frutales y probó la dulzura de las frutas dio por buenas todas las tribulaciones pasadas durante tan larga travesía.

Las adversidades pueden abrirnos nuevos horizontes e impulsar nuestro crecimiento. Si el árbol seco se hubiese mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y luego echarse a volar".

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