Con la llegada de las fiestas de fin de año, muchas personas en Argentina se enfocaron plenamente en preparar y disfrutar la Navidad y el Año Nuevo. Sin embargo, no todos los efectos son positivos, ya que durante este período, aumenta el riesgo de problemas cardíacos.

El fenómeno es conocido como "síndrome del corazón festivo" y, aunque no es una enfermedad oficialmente reconocida, se refiere al aumento de casos de infartos y otras complicaciones cardíacas durante esta época del año.

¿Qué es el síndrome del corazón festivo?

El síndrome del corazón festivo describe el aumento de casos de problemas cardíacos, especialmente infartos, que ocurre durante los días cercanos a las festividades de Navidad y Año Nuevo. Según varios estudios y expertos en cardiología, esto se debe a una combinación de factores físicos y emocionales que afectan al cuerpo durante las celebraciones.

La Sociedad Española de Cardiología (SEC) señala que los problemas cardíacos tienden a dispararse en estas fechas, especialmente en personas que ya presentan factores de riesgo, como hipertensión, diabetes o antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.

Además, la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) alerta sobre cómo el estrés y los cambios en los hábitos alimenticios pueden desencadenar eventos cardíacos durante este período.

Qué causa el síndrome del corazón festivo

Durante las fiestas, las personas suelen romper sus rutinas alimenticias y de ejercicio. El consumo de alimentos ricos en grasas, sal y azúcar aumenta, lo que eleva la presión arterial y pone mayor carga sobre el corazón.

A lo anterior mencionado, se suma el alcohol, presente en muchas celebraciones, que también constituye un factor de riesgo conocido. El consumo excesivo de alcohol puede elevar la presión arterial, deshidratar el cuerpo y contribuir a ritmos cardíacos irregulares.

Asimismo, a nivel emocional, las fiestas pueden generar altos niveles de estrés, ansiedad y tristeza. La presión de las reuniones familiares, la preocupación por las finanzas o la pérdida de seres queridos durante esta época pueden disparar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que afecta negativamente al sistema cardiovascular.