AL RITMO DE TRUMP

Google Maps cambia el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América

Tal como Donald Trump lo exigió, el Golfo de México será renombrado en Estados Unidos. En el resto del mundo aparecerá con los dos nombres y en México todo seguirá como hasta ahora

BAE Negocios

Google Maps anunció que implementará cambios en los nombres de dos icónicos accidentes geográficos de Estados Unidos, en línea con una orden ejecutiva firmada por Donald Trump. Según esta disposición, el Golfo de México será conocido como Golfo de América, mientras que el pico más alto de Norteamérica, Denali, retomará su nombre de Monte McKinley.

Estos cambios, aunque aún no visibles en el servicio de mapas, dependen de la actualización oficial en la base de datos del Geographic Names Information System (GNIS), el estándar federal para nomenclatura geográfica. “Aplicamos los cambios de nombres cuando estos son actualizados en fuentes oficiales del gobierno”, aclaró Google en un comunicado.

¿Google, árbitro o espectador?

Google se limitó a confirmar que seguirá las directrices gubernamentales. Aseguró, además, que los nombres en su plataforma variarán según la región desde donde se acceda: en México se mantendrá el “Golfo de México”, mientras que en Estados Unidos aparecerá como “Golfo de América”. Para el resto del mundo, ambos nombres coexistirán en pantalla.

Esta política de nombres ajustados al contexto ya generaron controversias en otros casos, como la denominación del mar entre Japón y Corea del Sur (Mar de Japón o Mar del Este) o el trazado de fronteras en la región de Cachemira.

La geografía como campo de batalla político

El Departamento del Interior justificó estas modificaciones señalando que refuerzan “el compromiso de la Nación con su extraordinario legado histórico”. Sin embargo, no tardaron en aparecer voces críticas que cuestionaron tanto el fondo como la forma de esta decisión.

Por un lado, la nueva denominación del Golfo de México suscita tensiones diplomáticas. México, compartiendo litoral y siglos de historia con el golfo, consideró el cambio como una afrenta. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ironizó al respecto: “Quizás deberíamos renombrar América del Norte como América Mexicana”.

Por otro lado, el caso de Denali no es menos controvertido. El monte recuperó su nombre nativo durante la administración de Barack Obama en 2015, reconociendo a los pueblos originarios Koyukon de Alaska, quienes lo llamaron así por siglos. Trump, en un gesto que algunos interpretan como simbólico más que práctico, restableció su nombre de principios del siglo XX, en homenaje al presidente William McKinley, asesinado en 1901.

El futuro de los nombres y la memoria

Más allá de las actualizaciones técnicas, los nombres en disputa ponen de relieve cómo las decisiones políticas pueden alterar no solo mapas, sino también narrativas históricas y culturales. La pregunta que queda flotando es si estos cambios, promovidos bajo argumentos de identidad nacional, contribuyen realmente a preservar el legado estadounidense o, por el contrario, diluyen las voces de aquellos a quienes históricamente no se les consultó.

Mientras tanto, el Golfo de México –o América, según quién mire el mapa– sigue ondeando sus aguas, indiferente a los vaivenes de las nomenclaturas humanas.

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