GÉNERO Y NÚMEROS

Juegos Olímpicos de París: cómo está integrada la delegación argentina

La elegación argentina, con desbalance de género

Gabriela Ensinck

Dados los resultados preliminares de las clasificatorias para las Olimpíadas 2024 en París, de las 120 plazas destinadas a la Argentina sólo el 25% (29) serán ocupadas por mujeres. “Este valor no era tan bajo desde Barcelona 1992, cuando las mujeres ocuparon el 14% de las plazas y a partir de ahí se sostuvo siempre por encima de un 26%”, remarca Sticco. “Consideremos que Argentina participa de manera sostenida en los Juegos Olímpicos desde 1920 -solo faltando a los juegos de 1980-, y las mujeres comenzaron a tener espacio en las delegaciones en 1968”, señala.

Además, este año la delegación nacional de deportistas es el 57% de lo que fue en los Juegos Olímpicos de 2020, siendo las mujeres quienes más sufrieron la baja de plazas, dado que participan el 44% de las que participaron en el 2020, y en el caso de los varones el porcentaje es del 64%.

“Esto muestra una escasa financiación y planificación del deporte femenino, con falta de apoyo tanto estatal como privado, que se traduce en menos oportunidades para el desarrollo del deporte en general y de las deportistas mujeres y las diversidades en particular”, destaca Sticco

 

Deportistas trans,  una deuda sin saldar

Si la incorporación de mujeres a las delegaciones olímpicas y los deportes competitivos en general fue un camino arduo, más lo es la inclusión de deportistas transgénero. Un caso emblemático en Argentina es el de la futbolista Mara Gómez (27 años, actualmente delantera en Estudiantes de La Plata), quien a los 23 se convirtió en la primera jugadora trans de primera división.

Pero antes tuvo que gambetear obstáculos, prejuicios y firmar un documento que la obliga a presentar estudios hormonales para demostrar que su testosterona (hormona masculina) está por debajo de los límites que establece el Comité Olímpico Internacional (COI).

A nivel internacional, fue la pesista neozelandesa Laurel Hubbard la primera atleta transexual en disputar los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021. Sin embargo, en París 2024 la nadadora transgénero Lia Thomas no podrá competir por decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo.

Sponsors con modelo patriarcal


La brecha de género en los Juegos Olímpicos y en los deportes competitivos en general
tiene su correlato en la inversión de las marcas en los deportes y deportistas femeninas,
que suele ser inferior a la destinada a deportes y deportistas masculinos.
Según un relevamiento entre jugadoras argentinas de fútbol profesional en 2021, ellas
cobran por patrocinios comerciales un 85% menos que sus pares varones, y
frecuentemente los acuerdos no son por dinero, sino meramente un canje por productos.
Sin embargo, existe un enorme potencial para las marcas en cuanto a visibilidad y
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (el ODS Nr 5 es precisamente la
igualdad de género).
Además, los fans de los deportes femeninos muestran un conocimiento del patrocinador de
marca un 54% mayor que los aficionados a los deportes masculinos. Por otro lado, “hay
mayor aceptación de las personas a que las marcas apoyen el deporte femenino que el
masculino (29% vs 17%)”, destaca la titular de Grow, Género y Trabajo.
Suele decirse que el nivel de inversión está relacionado con el nivel de audiencia. Pero a su
vez, el nivel de audiencia depende de la posibilidad real de ver el deporte. No obstante, “los
deportes femeninos sólo obtienen una séptima parte de la cobertura mediática en
comparación con los deportes masculinos”, según se desprende de una investigación
realizada por la BBC en el Reino Unido.
Esta discrepancia refleja “un potencial sin explotar que podría atraer a grandes audiencias y
proporcionar una respuesta a por qué las empresas deberían patrocinar los deportes
femeninos”, sostiene Sticco.

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