La inseguridad alimentaria afectó a más de 4 millones de niños, según un informe
La inseguridad alimentaria no es solo la falta de acceso, sino también la falta de calidad en los alimentos. Cómo incidió la AUH y la Tarjeta Alimentar
La inseguridad alimentaria infantil fue del 35,5% en 2024 y el 67% de las niñeces en Argentina fueron pobres durante el primer semestre de 2024. A pesar de que los números mejoraron en el segundo semestre tras la baja de la inflación y el aumento de los programas sociales, los niveles siguen siendo altos y afectó a 4,3 millones de niños.
El informe fue elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA y arrojó además que el AMBA es la zona más afectada, con el 36%. Se trata del número más alto desde 2017, pico de la inseguridad alimentaria infantil en el territorio. Le sigue el interior del país, con el 35%.
La inseguridad alimentaria infantil no se trata solo de la ausencia total de comida, sino que también se refiere a la falta de acceso regular, seguro y suficiente a alimentos nutritivos para que las niñeces puedan crecer, desarrollarse correctamente y llevar una vida activa y saludable. Alimentos de calidad que aporten vitaminas y minerales necesarios para el cuerpo.
Según el documento, el nivel de escolaridad es uno de los factores que más atraviesa la problemática: aquellos hogares con al menos una infancia tuvieron niveles más bajos de inseguridad alimentaria. Especialmente porque la escolarización “suele estar asociada al acceso a comedores escolares y otros recursos del sistema educativo”, así como a una “mayor integración social y contacto con redes de contención y cuidado”.
El informe también explicó que la brecha entre los escolarizados y no escolarizados se pronunció especialmente en 2020, cuando se decretó la cuarentena obligatoria y se expuso las condiciones de vida de todas aquellas infancias que están excluidas del sistema educativo.
Además del nivel de escolaridad, el documento del Observatorio de la Deuda Social de la UCA también hizo hincapié en el tipo de empleo que tiene el jefe o jefa de hogar. Aquellos que tienen un empleo precario, subempleo o desempleo presentan, naturalmente, mayores niveles de inseguridad alimentaria.
Aunque en los hogares en donde hay empleo pleno los números son más amigables, existe un 10% de inseguridad alimentaria en el primer semestre de 2024. Esto sugiere que, incluso en los hogares con mejores condiciones económicas, existen problemas estructurales que dificultan el acceso al alimento y a mejor calidad de los mismos.
Según el informe elaborado por la UCA, las transferencias hechas por la Asignación Universal por Hijo (AUH) y por la Tarjeta Alimentar redujeron hasta un 0,8% la inseguridad alimentaria. Sin embargo, el documento especificó que el poder de transformación es limitado por el nivel de precariedad laboral, que es estructural.