No conseguía trabajo, culpó al algoritmo y demandó a un gigante del reclutamiento de personal

Recibió más de 100 rechazos automáticos y afirma que el algoritmo lo discriminó por edad, raza y discapacidad. Un juicio que desnuda cómo funcionan los portales de empleo

BAE Negocios

Durante más de dos años, Derek Mobley envió más de 100 solicitudes laborales sin recibir una sola entrevista. La mayoría de las veces, las respuestas —si llegaban— eran automáticas, frías y veloces: algunas incluso aparecían en su bandeja de entrada a la madrugada o apenas una hora después de haber postulado. Mobley, un profesional del área de IT residente en Carolina del Norte, comenzó a detectar un patrón: muchas de las empresas usaban el mismo sistema de reclutamiento. El nombre del software era Workday.

Workday es uno de los principales proveedores de plataformas de selección de personal en el mundo. Sus sistemas, conocidos como Sistemas de Seguimiento de Candidatos, permiten a las empresas filtrar candidatos de forma automática. En 2023, Mobley presentó una demanda contra la firma. Alegó que el algoritmo lo había descartado de forma sistemática, en función de su edad, su raza y su salud mental. “No tenía sentido que mi tasa de fracaso fuera del 100%. Hay una curva normal en estadística”, declaró.

Mobley tiene 50 años, es afroamericano, graduado del Morehouse College, y padece ansiedad y depresión. Dijo que solo aplicaba a empleos para los que estaba calificado y que las constantes negativas afectaron su salud emocional, sus ahorros y su historial crediticio. En paralelo, para sostenerse, manejó para Uber y aceptó trabajos temporales, contó en una nota The Wall Street Journal.

El caso llegó a un punto de inflexión el mes pasado, cuando una jueza federal de California habilitó que el reclamo por discriminación etaria avanzara como acción colectiva. La decisión habilita potencialmente a millones de postulantes mayores de 40 años a sumarse. Aunque la magistrada no avaló que Workday hubiera discriminado de manera intencional, sí consideró posible que el software generara ese efecto. Todavía no se pronunció sobre los reclamos por raza y discapacidad.

Mobley había sido despedido tras las crisis de 2001 y 2008. Luego, migró desde el sector financiero hacia la tecnología, donde completó una tecnicatura en administración de redes. A pesar de la reconversión, los empleos estables siguieron escaseando. En 2017 comenzó un nuevo ciclo de desempleo. Fue entonces cuando notó que, una y otra vez, se topaba con el mismo filtro digital: la plataforma de Workday.

Finalmente, en 2019, logró conseguir empleo. “A la antigua”, como él lo definió. Un reclutador de Allstate lo contactó directamente. La llamada derivó en una entrevista con un gerente y en una oferta laboral. Hoy se desempeña como Coordinador de reclamos por catástrofes, a cargo de la gestión de daños en propiedades y vehículos.

Cómo funcionan los portales de empleo

Mobley sospecha que el software marcó su perfil como no deseado, lo cual lo habría excluido del sistema sin importar a qué empresa aplicara. Workday rechazó esa idea: sostuvo que sus clientes configuran los filtros de forma independiente y que el sistema no comparte información entre compañías.

En los documentos judiciales, Workday afirmó que su plataforma empareja palabras clave de los currículums con los requisitos del puesto cargados por los empleadores y asigna una puntuación —excelente, buena, regular o baja— a cada postulante. También admitió que los usuarios pueden establecer preguntas de descarte automático, como disponibilidad horaria o estatus migratorio, pero aclaró que la decisión final sobre los candidatos recae en las empresas.

“No hay evidencia de que la tecnología perjudique a grupos protegidos”, sostuvo la compañía. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Harvard documentaron que estos sistemas suelen excluir a millones de trabajadores por motivos como lagunas laborales o currículums que no calzan de forma exacta con descripciones extensas. No evaluaron, no obstante, si existía discriminación ilegal por edad, raza o género.

Kathleen Creel, científica informática de la Northeastern University, advirtió que los algoritmos pueden cerrar puertas por errores técnicos, como clasificar mal un cargo anterior, o por patrones más complejos que terminan castigando a ciertas combinaciones de atributos. “Puede ocurrir”, indicó.

Inteligencia artificial ética

Desde 2022, Workday formó un equipo para auditar que sus productos respeten principios de inteligencia artificial ética. “Nuestros clientes quieren saber si pueden confiar en estas tecnologías y cómo fueron desarrolladas”, explicó Kelly Trindel, jefa de ese grupo, durante una conferencia en la Universidad de Nueva York. A pesar de esto, la empresa intentó suavizar regulaciones como la ley de la ciudad de Nueva York que exige auditorías anuales por sesgo en sistemas de contratación automatizada.

Para Ifeoma Ajunwa, profesora de derecho en Emory y autora de The Quantified Worker (El trabajador cuantificado), el juicio puede marcar un antes y un después: “Los intermediarios del empleo escaparon hasta ahora al control legal. Este caso va a cambiar eso”.

Mobley insiste en que no busca venganza. “Soy una persona honesta que intenta conseguir un trabajo de forma honesta”, declaró. Su demanda, sin embargo, ya generó un debate que podría obligar a las empresas tecnológicas a revelar cómo funcionan sus algoritmos. Y, quizás, a reescribir las reglas del mercado laboral.

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