Silicon Valley y la carrera secreta por criar "bebés genio"
El nuevo lujo: diseñar hijos para que sean genios. Pagan hasta USD 50.000 por pruebas genéticas que prometen predecir el coeficiente intelectual de embriones y tener hijos más brillantes
En Silicon Valley, la obsesión por “optimizar genéticamente” a las próximas generaciones dejó de ser un argumento de ciencia ficción para convertirse en un negocio millonario. Padres con alto poder adquisitivo invierten hasta USD 50.000 en servicios de análisis genético de embriones que incluyen predicciones de coeficiente intelectual, con la esperanza de criar hijos capaces de resolver problemas globales o incluso salvar a la humanidad de la inteligencia artificial.
Startups como Nucleus Genomics y Herasight ofrecen estudios que, por montos que van desde USD 6.000 hasta USD 50.000, evalúan riesgos de enfermedades y estiman el potencial intelectual antes del nacimiento, en el marco de tratamientos de fertilización in vitro. “Silicon Valley, they love IQ”, afirmó Kian Sadeghi, fundador de Nucleus Genomics, al diario The Wall Street Journal (WSJ).
La periodista Zusha Elinson, autora del artículo en el WSJ, detalla casos como el de Simone y Malcolm Collins, referentes del movimiento pronatalista, quienes recurrieron a Herasight para elegir un embrión con bajo riesgo de cáncer y una puntuación genética del 99° percentil en probabilidad de alta inteligencia. También describe a un matrimonio de ingenieros de software que, sin problemas de fertilidad, optó por la fecundación in vitro para reducir riesgos hereditarios y comparar, en una hoja de cálculo, los valores de salud e inteligencia de sus embriones antes de decidir.
La tendencia incluye servicios exclusivos de matchmaking para ejecutivos tecnológicos que priorizan parejas con antecedentes académicos de élite, con el objetivo declarado de “criar hijos de alto rendimiento”. “No solo piensan en el amor, piensan en genética, en resultados educativos y en legado”, sostuvo la casamentera Jennifer Donnelly, que cobra hasta USD 500.000 por sus servicios.
El matemático Tsvi Benson-Tilsen, cofundador del Berkeley Genomics Project, lidera una corriente de científicos y empresarios que ve en esta selección embrionaria una posible vía para crear “más genios” capaces de construir inteligencia artificial segura. Asegura que su propuesta se diferencia de los programas eugenésicos estatales del pasado por dejar la elección en manos de los padres.
Sin embargo, expertos advierten que la precisión de estas predicciones es limitada: según Shai Carmi, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, seleccionar un embrión con la mayor puntuación genética en IQ apenas podría traducirse en un aumento promedio de tres o cuatro puntos de coeficiente intelectual. Además, la selección podría implicar riesgos colaterales, como aumentar inadvertidamente la probabilidad de trastornos del espectro autista, advirtió el genetista Sasha Gusev, de la Escuela de Medicina de Harvard.
Para algunos bioeticistas, como Hank Greely, de la Universidad de Stanford, el escenario proyecta un riesgo de “crear una supercasta genética de ricos, mientras el resto somos proletarios”. Una idea que, aunque inquietante, en Silicon Valley parece estar lejos de frenar la fascinación por diseñar hijos a medida.