Un debate de todos

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La libertad de circulación es un derecho. Garantizar que las mujeres viajen seguras también beneficia a otros grupos y promueve el desarrollo de ciudades más inclusivas y dinámicas. Porque, en definitiva, "la violencia no es sólo un problema de mujeres, todos deben discutirlo", cita el informe ESMS que destaca la importancia de que la ciudadanía reconozca qué es violencia y cuáles son sus consecuencias.

En definitiva, si el transporte público no es seguro para las mujeres, la sociedad se ve afectada dado que, al lesionarse la participación femenina en el ámbito laboral y social, genera estancamiento de roles económicos y sociales tradicionales. Y, así reproduce desigualdades e inequidad.

América Latina tiene algunos de los sistemas de transporte más peligrosos del mundo, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo que limita el empoderamiento; un problema que no exclusivo de los países de la región.

Por eso hay que entender el informe ESMS en un contexto mundial desfavorable para las mujeres. Ellas reciben, por la misma tarea, un salario 24 % más bajo que los hombres y dedican más del doble del tiempo en cuidado no remunerado y trabajo doméstico, tal como publicó el reporte Sano y Salvo, realizado en conjunto por la FIA y la consultora independiente Heather Allen. Pero si las mujeres tuvieran la misma escala de participación que los hombres, se sumaría entre u$s 12 y 28 mil millones al PBI mundial para 2025.

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