Mantener la casa caliente durante el invierno es un desafío relevante para muchas familias argentinas, especialmente para aquellas que no cuentan con acceso a gas natural o que tienen restricciones en su uso. Con la llegada de temperaturas bajo cero, la selección del artefacto adecuado para calefaccionar se torna crucial para optimizar el gasto y hacer frente al incremento de las facturas de electricidad.

La Ciudad de Buenos Aires por momentos es una heladera, lo que llevó a miles de personas a recurrir a dispositivos eléctricos para calentarse. En este contexto, se destacan cuatro opciones principales para calefaccionar un dormitorio o ambiente mediano: el panel calefactor eléctrico, el caloventor, las estufas eléctricas y el aire acondicionado en modo calor. Cada alternativa ofrece variaciones en cuanto a consumo energético, capacidad de calefacción y nivel de instalación requerido.

El panel calefactor eléctrico es una de las opciones más eficientes en cuanto al consumo, con un gasto aproximado de 0,6kWh por hora. Su principal ventaja radica en su bajo consumo y la posibilidad de no requerir instalación profesional, además de ser compacto y liviano. Sin embargo, su eficacia depende de una buena aislación en el espacio a calefaccionar, y puede tardar varias horas en alcanzar un confort térmico en climas muy fríos. Esta alternativa se presenta como la más saludable, ya que no vicia el aire ni genera polvo, lo que evita la proliferación de ácaros y bacterias. Claudio Figuerola, CEO de Wabee Smart Energy, recomienda su uso planificado, especialmente en habitaciones que no requieren calefacción constante.

Por otro lado, los caloventores, aunque tienen un costo inicial bajo y son fáciles de transportar, presentan un alto consumo eléctrico de hasta 2kWh por hora. Esto los convierte en una opción menos viable para un uso prolongado, aunque pueden ser útiles para calentar rápidamente espacios pequeños. Figuerola subraya que su uso debería ser puntual, por ejemplo, en baños antes de ducharse.

Las estufas eléctricas representan una categoría variada que incluye modelos halógenos, cerámicos y convectores, con un consumo que oscila entre 0,8 y 2kWh por hora. Si bien son aptas para ambientes medianos y algunos modelos cuentan con termostatos para un mejor control del consumo, los modelos más potentes pueden resultar costosos en términos de gasto energético. La instalación de estas estufas es generalmente sencilla, aunque su uso requiere supervisión en ambientes habitados por niños o mascotas.

Finalmente, el aire acondicionado en modo calor, aunque implica la inversión inicial más alta y requiere de una instalación profesional, se destaca por su versatilidad. Consume aproximadamente 1kWh por hora a 20°C, y los modelos con tecnología inverter mejoran la eficiencia moderando los picos de consumo. Figuerola aclara que, si bien el aire acondicionado puede ser la opción más económica en términos de consumo, su uso debe ser equilibrado con el costo de adquisición e instalación.

Los datos de consumo eléctrico de cada opción también son fundamentales a la hora de tomar la decisión. En una comparación de consumo sobre una semana, para un dormitorio de 10m², el panel calefactor consume alrededor de 0,6kWh por hora, frente a los 2kWh del caloventor. Las estufas eléctricas y el aire acondicionado inverter pueden variar entre 0,9 y 1kWh por hora, lo que revela diferencias significativas en las facturas de electricidad, especialmente en un invierno severo.

Con la llegada de esta ola polar, que enfrentó a varias localidades argentinas a temperaturas extremas, es crucial considerar un sistema de calefacción seguro y eficiente. Las estrategias complementarias como sellar ventanas y puertas o utilizar cortinas gruesas juegan un rol importante en la maximización de la eficiencia y la comodidad térmica. Al final del día, la elección del equipo de calefacción dependerá de múltiples factores, incluido el tamaño del ambiente, su aislamiento y las necesidades específicas de cada hogar.