El cambio climático es una preocupación central en estos tiempos. Sus impactos son cada vez más evidentes en todo el mundo, con sequías, olas de calor e inundaciones nunca antes vistas. Es imposible desatender el llamado a tomar medidas urgentes para revertir esta situación.

Como todos los 24 de octubre, hoy se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, para alertar a la comunidad mundial acerca de los efectos nocivos y devastadores del cambio climático en el planeta. Aunque esta efeméride no fue proclamada oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el organismo apoya la iniciativa de generar acciones al respecto. En esta línea, la ONU proclamó también el Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra el 5 de junio.

Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado un 47% desde 1990. Si no se toman medidas para reducirlas, las temperaturas globales podrían aumentar hasta 2,7 grados centígrados para finales de este siglo.

Los efectos del cambio climático son diversos y pueden incluir: aumento de la temperatura global con fenómenos como olas de calor más intensas y prolongadas, cambio en los patrones de precipitación, deshielo de glaciares, aumento del nivel del mar, impacto en la biodiversidad, alteración de los patrones migratorios y comportamientos de especies, impacto en la agricultura y la disponibilidad de alimentos y propagación de enfermedades.

También cabe señalar que el cambio climático puede afectar de manera desigual a las personas en función de dónde vivan, ya que son especialmente vulnerables aquellos que habitan en pequeñas naciones insulares o en otros países en desarrollo.

Cada persona puede ejercer pequeñas acciones, cambios de hábitos que aportan un grano de arena para enfrentar esta amenaza. Estas fechas son ideales para repasar conductas y hacer propósitos. Diversos especialistas y organizaciones comparten consejos. 

• Las famosas tres R: Reducir, reutilizar y reciclar son tres criterios que podemos adoptar, según destaca un informe de Acer. 
• Ahorro de energía: Apagar los dispositivos electrónicos cuando no se estén utilizando. Incluso si están en modo de espera. Los cargadores enchufados, por ejemplo, producen el llamado consumo vampiro. Otra opción es considerar la posibilidad de cambiar a fuentes de energía renovable, como la solar y eólica que no producen emisiones de gases de efecto invernadero. Comprar electrodomésticos de bajo consumo. 
• Apoyar el comercio local de productos naturales u orgánicos. La producción de alimentos requiere recursos naturales, como agua, tierra y energía, y genera emisiones de gases de efecto invernadero. Elegir productos locales y de temporada, más fáciles para ser transportados y almacenados.
• Transporte ecológico: Es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero. Preferir la bicicleta, el transporte público o compartir el vehículo con otras personas.