El próximo domingo 12 de marzo se celebrará una nueva edición de los premios más importantes de la industria del cine. Es una ocasión especial para nuestro país ya que la atención estará centrada en lo que suceda con Argentina, 1985, película dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Ricardo Darín, que es nuestra candidata a mejor película extranjera. 

El equipo de Grow- género y trabajo realizó un informe en el que  reflexiona sobre los avances y retrocesos de la agenda de género en el séptimo arte. Una de las herramientas que emplean es el Test de Bechdel. Se trata de una prueba sencilla que suele usarse para analizar cómo es la representación de las mujeres en las películas. Consiste en preguntarse si aparecen dos personajes femeninos con nombre, si hablan entre sí, de algo que no sea un hombre y por más de un minuto.

En cada edición de los premios, esta organización evalúa las nominaciones a mejor película bajo esta óptica y le agrega una perspectiva de diversidad, ya que también se preguntan si hay personajes de la comunidad LGBTIQ+.

Este año hay 10 candidatas a ganar la máxima estatuilla. Según el análisis, nueve de ellas cuentan con al menos dos personajes femeninos con nombre propio –la excepción es Sin novedades en el frente–; pero el porcentaje baja cuando avanzamos con el resto de las preguntas.

En 7 de las películas las mujeres hablan entre sí, en 5 lo hacen sobre algo que no sea un hombre, y solo en 4 lo hacen por más de un minuto. Además, solo en 2 películas (Tar, y Todo a la vez en todas partes), hay personajes LGBTIQ+.

"Los resultados son similares a los años previos, situación que permite dar cuenta de las historias diversas que nos estamos perdiendo. Ahora bien, si las mujeres no están en las pantallas u ocupan lugares estereotipados, ¿dónde están y qué hacen?", se preguntan los especialistas. 

Si salimos del Test de Bechdel y analizamos la participación de mujeres y varones en otros roles, vemos también una profunda desigualdad. "Este año, sólo una de las candidatas a mejor película estuvo dirigida por una mujer (Ellas hablan, por Sarah Polley). En este sentido, es importante remarcar que si siempre son los varones los que cuentan las historias, es poco probable que nos encontremos con puntos de vista diversos e historias nuevas. Tengan o no perspectiva de género, las mujeres y diversidades tienen otras trayectorias de vida, que muchas veces escapan a la representación en las grandes pantallas", destacan.

En los últimos 10 años las mujeres alcanzaron un 7% de nominaciones a mejor dirección, un 4% a mejor fotografía y un 12% a mejor guión. En donde casi hubo paridad fue en mejor maquillaje (49%), y sólo fueron mayoría en las nominaciones a mejor vestuario (66%). ¿Qué nos dice esto? Que detrás de cámara también se observa una marcada división sexual del trabajo, según puntualiza el estudio.

"Desde Grow-género y trabajo realizamos estos análisis para visibilizar los estereotipos que aún persisten en distintas industrias con el objetivo de promover transformaciones que impliquen avanzar hacia la inclusión de las mujeres y personas LGBTIQ+ en todas las áreas, pero especialmente en aquellas de las que han estado históricamente relegadas", puntualizan.