Excrementos: una curiosa forma de estudiar la época de gloria de los dinosaurios
Un equipo internacional de científicos utilizó tecnología avanzada para entender la dieta y los ecosistemas de los primeros dinosaurios
Un grupo de investigadores de la Universidad de Uppsala, junto con especialistas de Noruega, Polonia y Hungría, llevó a cabo un análisis exhaustivo de más de 500 fósiles de excrementos (coprolitos) y vómitos (bromalitos) de dinosaurios. El objetivo del estudio fue reconstruir cómo estos animales interactuaban con sus ecosistemas durante el Triásico tardío y el Jurásico temprano, una etapa crítica para su evolución.
Los hallazgos permitieron profundizar en los procesos ecológicos que llevaron a los dinosaurios a dominar el planeta, destacando que su resiliencia y adaptabilidad fueron claves para su éxito evolutivo. Según Martin Qvarnström, autor principal del estudio, analizar los restos fósiles no digeridos permitió identificar fragmentos de peces, insectos y plantas, e incluso una alta concentración de carbón vegetal. Este último detalle sugiere que los dinosaurios herbívoros primitivos utilizaban carbón para desintoxicar su organismo tras ingerir plantas tóxicas, como helechos.
Cómo fue la investigación paleontológica
El equipo empleó un sincrotrón, un tipo de acelerador de partículas que genera haces de luz de alta intensidad, para estudiar los fósiles sin dañarlos. Esta tecnología permitió observar tejidos fosilizados y restos no digeridos con un nivel de detalle nunca antes alcanzado.
“La luz de sincrotrón es esencial para acceder a información molecular sin alterar las muestras”, destacó Qvarnström. Esta metodología no solo permitió reconstruir las redes alimenticias de la época, sino también analizar cómo los dinosaurios aprovecharon los recursos disponibles en el supercontinente Pangea.
Un modelo evolutivo de cinco etapas
Los investigadores desarrollaron un modelo que describe el ascenso de los dinosaurios en cinco fases clave, desde pequeños depredadores omnívoros hasta el dominio de grandes herbívoros y carnívoros diversificados.
Los primeros dinosaurios fueron animales pequeños y adaptables, con una dieta variada que incluía tanto plantas como animales pequeños. Compartieron los ecosistemas con reptiles y anfibios, destacándose por aprovechar los recursos de manera eficiente durante un período de gran diversidad ecológica.
En esta etapa aparecieron los pequeños depredadores terópodos, que comenzaron a especializarse en la caza. Su tamaño reducido les permitió moverse rápidamente y explotar nichos ecológicos ocupados por presas más pequeñas y menos ágiles.
Este período marcó la aparición de carnívoros de mayor tamaño y los primeros herbívoros pequeños. Las redes alimentarias se volvieron más complejas, señalando un aumento en la interacción entre especies y en la explotación de diferentes recursos ecológicos.
Los herbívoros comenzaron a ocupar un lugar predominante en los ecosistemas, con especies como los primeros saurópodos. Paralelamente, los carnívoros se diversificaron, desarrollando adaptaciones que les permitieron cazar presas de mayor tamaño.
En esta etapa final, los dinosaurios se consolidaron como los vertebrados terrestres más exitosos, ocupando prácticamente todos los nichos ecológicos disponibles. Este proceso estuvo acompañado de un aumento en su tamaño corporal y la expansión geográfica a través de Pangea.
Grzegorz Niedwiedzki, coautor del estudio, afirmó que “la flexibilidad dietética y la capacidad de adaptarse a nuevas condiciones ambientales fueron determinantes en su éxito evolutivo”.