La fruta más cara del mundo: una banana convertida en arte se vende por 6,2 millones de dólares

El artista la compró por 35 centavos, la pegó en la pared de Art Basel Miami Beach, donde se ofreció entre 120.000  150.000 dólares. Una nueva subasta marcó un récord extraordinario

BAE Negocios

Una banana que durante años generó polémica en el mundo del arte se vendió por 6,2 millones de dólares en una subasta de arte contemporáneo de Sotheby's celebrada el miércoles por la noche. Se convirtió, de esta manera, en la que posiblemente sea la fruta más cara del mundo, aunque es probable que su flamante dueño deba tirarla en una semana.

La banana en cuestión es la “estrella” de una obra de arte conceptual de 2019, lleva el título de "Comedian", y fue realizada por Maurizio Cattelan, que la compró por 35 centavos para pegarla con cinta adhesiva en la pared de Art Basel Miami Beach, donde su precio oscilaba entre 120.000 y 150.000 dólares. Viene con un certificado de autenticidad e instrucciones de instalación para que los propietarios puedan sustituir la banana cuando se pudra y no quede más remedio que tirarla a la basura.

En aquel momento, la obra no sólo provocó una oleada de críticas y reacciones en redes sociales, al punto de ser parte de la creación de un nuevo término en el mundo del arte: la palabra Hamparte, con la que el youtuber español Antonio García Villaran reúne el concepto de Hampa con el del arte.

La noche del miércoles, la obra de Cattelan volvió a ser el centro de atención en Sotheby’s, donde fue rematada por 6,2 millones de dólares con comisiones. La puja, que comenzó en 800.000 dólares, culminó tras solo cinco minutos con la oferta ganadora de Justin Sun, criptoempresario y entusiasta del arte contemporáneo.

El puestero que la vendió por 35 centavos de dólar jamás imaginó el exorbitante destino que tendría la banana, hasta convertirse en la más cara del mundo.

Cattelan, de 64 años, que en 2016 instaló un inodoro de oro macizo en un baño del Museo Guggenheim, y una vez pegó con cinta adhesiva a su propio marchante a la pared de una galería, ha criticado a menudo el mercado del arte, diciendo que las subastas son injustas para los artistas, que generalmente no salen beneficiados (excepto en publicidad). 

“Lo que me molesta es que, tras la primera venta, el artista ya no se beneficia porque la obra cambia de manos", dijo en una entrevista. "Las casas de subastas y los coleccionistas se llevan los beneficios, mientras que el creador, que fabrica el propio objeto que impulsa el mercado, queda al margen”, afirmó.

 

 

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