La pobreza que afecta a niñas, niños y adolescentes en Argentina bajó durante el segundo semestre del 2024. Según un informe reciente de UNICEF, pasó del 57% al 52,7%.

Aunque la baja es una buena noticia, todavía hay 6 millones de chicos que viven en hogares donde no alcanza el dinero para cubrir lo básico. Además, el 17,5% vive en la pobreza extrema, es decir, en hogares que no pueden cubrir ni los alimentos esenciales.

 

Qué hizo que bajara la pobreza

En el reporte “Pobreza monetaria y privaciones vinculadas a derechos en niñas y niños”, UNICEF identificó tres factores clave que explican esta baja:

• La inflación bajó su ritmo: después de meses de aumentos constantes, los precios se estabilizaron en el segundo tramo de 2024.
• Los ingresos comenzaron a recuperarse: muchas familias recuperaron parte del poder de compra que habían perdido durante el ajuste.
• Los planes sociales se mantuvieron: la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Tarjeta Alimentar y otros programas siguieron activos y con cobertura masiva.

Estos factores actuaron en conjunto y permitieron, por primera vez desde mediados de 2021, un descenso sostenido de la pobreza infantil. En particular, el informe resalta el rol de las políticas públicas que llegaron directamente a los hogares más afectados.

 

Un alivio con fecha de vencimiento

A pesar del alivio estadístico, el contexto sigue siendo crítico. UNICEF advierte que la mejora es frágil y puede revertirse si no se sostienen ciertas condiciones: inflación controlada, ingresos en alza y continuidad de la asistencia social.

Además, el 17,5% de los chicos vive en la indigencia. Es decir, en hogares que no alcanzan a cubrir ni la Canasta Básica Alimentaria. El dato ilustra la profundidad del problema y la urgencia de medidas estructurales.

“Si no se prioriza la inversión en infancia y no se protege a los más vulnerables, esta mejora puede ser solo momentánea”, señala el informe.

 

Qué se necesita para sostener la mejora

Para evitar un nuevo retroceso, UNICEF planteó un camino claro:

• Sostener y ampliar las políticas sociales, con montos actualizados por inflación.
• Impulsar el empleo de calidad y mejorar los ingresos reales.
• Garantizar el acceso universal a salud, educación y alimentación.
• Poner a la infancia en el centro de las políticas públicas.