Venden por Mercado Libre los anteojos de Ricardo Barreda y piden 25 millones de pesos
"Van a salir guita", anticipó Ricardo Barreda a la mujer que le regaló los anteojos. El femicida de La Plata tenía razón y ahora están a la venta en Mercado Libre
Aparecieron publicados en Mercado Libre los anteojos que el femicida Ricardo Barreda utilizó hasta días antes de morir. La venta de esta "reliquia" pertenece a una amiga que lo visitaba en el geriátrico donde estaba alojado y él se los regaló: "Cuando me muera vas a poder venderlos y van a salir guita", le anticipó.
Ricardo Barreda fue un odontólogo de La Plata que cometió uno de los femicidios más recordados, y que terminó marcando un antes y un después en la criminalística argentina. Asesinó a su mujer, su suegra y sus dos hijas en su propia casa.
Hoy vuelve a resurgir su nombre, porque una de sus mejores amigas y última persona en verlo antes de su muerte, puso en venta los icónicos anteojos del femicida. El producto se puede conseguir en Mercado Libre a 25 millones de pesos.
En 1992, el inmueble platense, abandonado y con problemas de sucesión, se convirtió en centro de pintadas y escritos en repudio al femicida. Las pintadas se mantuvieron durante varios años, y hasta no hace mucho, se encontraban en la propiedad los dos vehículos antiguos que pertenecían a la familia.
La quita de los automóviles, se realizó dentro del operativo que se llevó a cabo en el marco de los trabajos de limpieza para convertir el lugar en un centro para víctimas de violencia de género.
Barreda en José C.PazEn libertad condicional desde marzo de 2011, Barreda recibió una de sus últimas visitas en un geriátrico de José C.Paz, lugar en el que regaló a una de sus amigas sus históricos lentes, de marco negro y vidrio con aumento.
En la conversación íntima que tuvo Barreda con su amiga, compartida por Infobae, el femicida explicaba el motivo de su regalo.
—Te los regalo porque cuando me muera vas a poder venderlos y van a salir guita. Es un regalo. Acá están todos locos. Llegaron a vender remeras y tazas con mi nombre.
Fue desde entonces, que la amiga del femicidia se convirtió en dueña de los anteojos, que hoy cotizan a 25 millones de pesos, en la plataforma de compra y venta argentina. Barreda murió el 25 de mayo de 2020, a los 83 años, en un geriátrico de José C. Paz.
“Pensé en quedármelos de recuerdo. Él pagó lo que hizo, pero con nosotros fue muy bueno. Hasta le festejábamos los cumpleaños. Pero estoy necesitada de plata. Ni idea cuánto pueden costar esos lentes y quién los compraría. Pero aunque me den diez mil pesos, sería genial”, dijo la amiga de Barreda, que pidió reserva de identidad.
Estado mental de BarredaHace unos años, en 2010, el juez Eduardo Hortel, un prócer de la Justicia platense que no solo juzgo el caso Barreda, sino también la desaparición del estudiante de periodismo Miguel Bru, afirmó que el odontólogo se había preparado para matar.
El tema para el tribunal, contó, fue determinar si era un simulador —cómo decía el perito Jorge Folino— o un "paranoico", dos posturas antagónicas que planteaban los peritos psicológicos. Los jueces debían decidir a cuál de las dos pericias le daban preponderancia. Enfrente tenían a un hombre que había disparado contra su exesposa, sus hijas y su exsuegra con una escopeta y luego las había rematado a todas.
“No lo recuerdo textual, pero cuando terminaba de declarar le preguntamos cómo se había sentido después de matar a las mujeres. Él dijo que se sentía muy mal. Creo que usó la palabra mortificado. Después fue a ver a la novia y cuando ella le preguntó cómo estaba, él le contestó: 'me mandé una cagada bárbara'. Pero un paranoico nunca hace algo malo. Era una respuesta impropia para un paranoico", describió.
—¿Qué pasaba en esa casa?
—Barreda estaba separado. Incluso cuando compraron la casa de 48 (entre 10 y 11) ya estaban divorciados con las leyes de la época, pero vivían juntos por un acuerdo. Él usaba una habitación y un consultorio y las mujeres el resto de la casa.
—Pero Barreda era maltratado, todos recuerdan que le decían “Conchita”.
—Claro, él no tenía por qué hablarles, pero se les acercaba y ellas lo despreciaban. Hay que pensar que Barreda era muy putañero. Desde que eran chiquitas, sus hijas lo veían andar con las minas de aquí para allá, sin ocultar nada.
—¿La idea del crimen fue creciendo en él?
—Tenía la escopeta atrás de una puerta y poco antes del crimen se anotó en un curso de homicidio que daba el colegio de abogados.
—¿Qué querría aprender?
—Cómo matar sin cometer errores. Estaba perfecto el tipo, sabía lo que hacía.