La OIT alienta las mesas de acuerdo para una salida al empleo precario
La informalidad afecta a cerca de 140 millones de trabajadoras y trabajadores en América latina
El Director General de la OIT, Guy Ryder, inauguró la 19ª Reunión Regional Americana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con un llamado a apostar por el diálogo social para construir un futuro con justicia social y trabajo decente para todos.
"No podemos esperar que los cambios que deseamos en las relaciones laborales se produzcan por sí solos. Se hace imprescindible la búsqueda de la justicia social a través del diálogo de buena fe y sin precondiciones. Sin embargo, el diálogo social en muchas ocasiones se ha visto fragilizado", dijo Ryder.
Ryder señaló a la desigualdad como uno de los mayores desafíos de la región, donde la tasa de desempleo pasó de 6,1 por ciento en 2014 a 8,8 por ciento en el primer semestre de 2018, y donde la informalidad afecta a cerca de 140 millones de trabajadoras y trabajadores.
"Nuestras sociedades se están volviendo cada vez más desiguales, y se las considera cada vez más injustas, alejándose de los ideales de justicia social que la OIT creó para avanzar. Vemos a millones de personas en todo el mundo que sienten que no se han beneficiado de la globalización, que no se han favorecido de la forma en que las cosas se organizan actualmente," dijo Ryder.
“La gente observa que la globalización no los ha beneficiado”
Representantes de gobiernos, trabajadores y empleadores de más de 35 países del continente americano participan de la 19ª Reunión Regional Americana. El encuentro se lleva a cabo a pocos meses de que la OIT celebre su Centenario, en el que el tema del futuro del trabajo ocupa un lugar central.
Casi 2 millones de personas tienen problemas de trabajo
Según Ryder, la discusión sobre el futuro del trabajo debe ser amplia y darse en un ambiente que proteja los derechos de los trabajadores y empleadores, y que estimule el desarrollo de empresas sostenibles.
"En esta región los desafíos son muchos y nos colocan en una encrucijada donde confluyen temas del pasado, del presente y del futuro del trabajo", dijo el Director General, y agregó que si bien la tecnología está en el centro de ese cambio, por sí sola, no determinará el futuro.
"No debemos caer en la trampa del determinismo tecnológico. Somos nosotros, Gobiernos, Trabajadores y Empleadores, quienes debemos dar forma al futuro del trabajo que queremos, o como me dijo ayer un trabajador panameño, el futuro del trabajo es el trabajo del futuro," dijo.
Ryder también se refirió a varios de los otros desafíos que enfrenta la región y que serán discutidos durante los próximos tres días, entre ellos los flujos migratorios, el empleo juvenil, la igualdad de género, la situación de los pueblos indígenas, y el cambio climático, que afecta de manera particular a los estados insulares del Caribe.
Las reuniones regionales de la OIT se realizan cada cuatro años y son el escenario propicio para analizar la evolución de los mercados laborales, las políticas de empleo aplicadas en diferentes países, el diálogo social y la aplicación de las normas internacionales del trabajo, entre otros.
Protección social, otra preocupación
En Agosto, lautoridades de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) habían advertido sobre las limitaciones que presentan los sistemas de protección social en los países de América Latina a la hora de garantizar el poder adquisitivo de trabajadores y familias en épocas de crisis económicas. "Cuando la economía va bien, los sistemas de protección social funcionan mejor, se desarrollan, aumentan las coberturas. Cuando hay crisis, tenemos que hacer el ajuste y caen los niveles de protección", señaló el director de la OIT para el Cono Sur, Fabio Bertranou, en un encuentro con la prensa en Buenos Aires.
Para él, el comportamiento de estos sistemas en la región está directamente relacionado con los ciclos económicos y lo deseable sería "que se invirtiera esa relación" y, ante una crisis, "tuvieran una cierta capacidad en términos de recursos y de respuesta para poder suavizar ese ciclo".
La caída de la construcción y la licuación del salario son centrales
A su juicio, solo de esa forma se puede "compensar" a los trabajadores y "ayudar" a las familias para que no pierdan poder adquisitivo y la situación de crisis "no se exacerbe" y aumente la informalidad laboral.
Aplicar una política fiscal "contracíclica" para enfrentar estas fluctuaciones económicas es una de las líneas de acción que destaca el informe "Presente y futuro de la protección social en América Latina y el Caribe" de la organización, que presentó hoy Bertranou junto al director regional de la OIT, José Manuel Salazar-Xirinachs, y el titular de esta en Argentina, Pedro Furtado de Oliveira.El estudio también apunta a ampliar la cobertura para la infancia de forma que se aproveche su potencial y aumente la productividad laboral a futuro, así como a asegurar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones.
"La transición demográfica nos afecta muy de cerca porque, contrariamente a lo que uno observa en otras regiones, en América Latina, el envejecimiento está mucho más acelerado y puede producirse muy rápidamente en las próximas dos décadas, sobre todo en países jóvenes, como Brasil y Centroamérica", advirtió Bertranou.
Por ese motivo, hizo hincapié en la necesidad de, por un lado, adaptar las coberturas para personas mayores al cambio demográfico, y de, por otro, garantizar un sistema de cuidados sólido, con una fuerza de trabajo preparada y en la formalidad para hacer frente a esa demanda que inevitablemente va a aumentar con el envejecimiento de la población.
También insistió en la importancia de adaptar los sistemas de protección a los cambios tecnológicos que han generado nuevas formas de empleo -como Uber- y al impacto del cambio climático, ya que los países de la región suelen estar preparados para prestar ayuda humanitaria a corto plazo pero no para ofrecer una respuesta "más estructural" y sólida.
Según el informe de la OIT, en América Latina la cobertura de la seguridad social aumentó del 36,6 % al 44,6 % entre 2005 y 2015, aunque la cifra deja en evidencia que todavía más de la mitad de los trabajadores de la región no cotiza.
Por subregiones, el Cono Sur registra la cifra más alta, con una tasa del 58,6 %, frente al 31,4 % de los países andinos y el 31,2 % de México y Centroamérica.
La falta de cobertura afecta especialmente a los trabajadores por cuenta propia (apenas un 15 % cotiza) y a los domésticos (26,6 %), ya que se concentra especialmente en los asalariados públicos (80 %) y del sector privado (62,5 %).
En cuanto a las pensiones, todavía hay un 49 % de personas de más de 65 años que no recibe una y la brecha por género es muy marcada: el 47 % de las mujeres mayores no recibe ingreso alguno frente al 17 % de los hombres.