M, el vampiro negro, fue la primera película sonora de Fritz Lang. También fue, de manera metafórica y en pleno ascenso de Hitler, la manera que tuvo Lang de decir que el nazismo era absolutamente peligroso. La película es un policial de suspenso: hay un asesino de niños al que se reconoce por cómo silba, la policía no lo puede frenar y los delincuentes, que ven peligrar sus negocios ante el pánico que se apodera de las calles, deciden investigar por su cuenta, encontrarlo, enjuiciarlo y ejecutarlo. El ritmo es sensacional, el uso del sonido, perfecto, y la vibración social y política, pertinente hasta el día de hoy: qué pasa cuando la ley no puede responder y los delincuentes se hacen cargo de la justicia. El monstruo interpretado por Peter Lorre es, de paso, uno de los más grandes -y temibles- personajes creados por el cine. Si hubiera "películas obligatorias", esta debería serlo. En Qubit.TV.