“Hice una relectura, no un clon de Pepe Carvalho”

Entrevista a Carlos Zanón

mripetta

Al escritor Carlos Zanón le encargaron la continuación de la saga de Manuel Vázquez Montalbán con su emblemático personaje Pepe Carvalho. "Fue pillar el tono, evidentemente no quería hacer un clon del personaje, quería hacer una relectura. Hay cosas que tenía delimitadas: donde vivía, cierto cinismo, cierto escepticismo, que son marca de fábrica, pero también había cosas que podías poner de ti, no fue más complicado que otras novelas", dice a BAE Negocios el autor durante su última visita a Buenos Aires invitado por Barcelona, su ciudad. "Carvalho en esta novela no va a los mismos sitios a los que iba el anterior. Es un mapa nuevo, una ciudad nueva y un personaje de 2017, es una relectura desde el ahora", continúa.

—¿Leyó todos los libros de la saga?
—Excepto la primera y la última, esta porque era como el testamento, no me apetecía leerlo. El resto lo leí todo en orden cronológico. La editorial y la familia tenían idea de recrear el personaje. Había generaciones que habían escuchado de Carvalho, pero que no lo habían leído. Me lo encargaron. Si bien de ellos salió la idea me dieron toda la libertad desde el principio. El proyecto era que metiera a al personaje en mi mundo y no que intentara escribir como Vázquez Montalbán. A mi me apetecía hacer por primera vez muchas cosas un libro: por encargo, un policial, un libro en primera persona, era un rato como escritor. Tuve en la cabeza adaptación que hizo de Sherlock Holmes la BBC. Mi hijo lo empezó a leer por la serie. Al personaje lo adapta, lo hacen contemporáneo. El personaje muy potente, acá pasaba un poco lo mismo, si el personaje es icónico, que ha marcado la literatura mediterránea, es porque tiene algo. Son muy pocos los personajes icónicos que tenemos en España, son 5 o 6 entre los que está Carvalho. Siempre tuve la sensación de que podía trabajar bien con él. Pero es una relectura. Este personaje empieza en los setenta, una de sus primeras investigaciones es sobre un tatuador cuando solo había tres en Barcelona, hoy son incontables. Vázquez Montalbán se murió cuando internet era casi un broma. El personaje de la novela no es una adaptación, es una releactura desde el mundo actual.

—¿Lo conoció?
—Cuando saqué mi primer libro de poemas intenté que me lo presentara. El trabajaba en El País y yo lo llamaba hasta que lo ubiqué y quedamos en un bar. El quería hablar de poesía y yo de Carvalho. No me pudo presentar, pero fue muy agradable esa café que tomamos juntos, después en su columna del diario puso algo de mi libro. Esa fue la única vez que lo vi. Cuando era chaval nos dejábamos (nos intercambiamos) Carvalhos, como nos dejábamos los cuentos de Córtazar, los comic. Así lo conocí. Eran historias que pasaban en nuestra ciudad, antes todo siempre era los Estados Unidos. Era la sensación de que estábamos leyendo algo popular

“Me lo he pasado bien con él, pero es peligroso continuar”

—¿Va a seguir con este personaje?
—No se, ya veremos. La propuesta ha funcionado, vamos por la cuarta edición en español y la segunda en catalán. Me lo he pasado bien con él. Pero es peligroso, a mi me ha costado mucho hacerme un carrera en la novela, para acabar siendo el tío que escribió tres Carvalhos. De aquí a unos años si todo encaja podemos volver a jugar, pero en el medio seguro que no es un Carvalho.

—También vino con Tarde, mal y nunca
—Es una reedición de mi primera novela negra, que no es un policial. Hay dos amigos que entran en un bar y uno de ellos mata al otro. La novela va hacia adelante y hacia atrás. Por un lado es la persecución del asesino y por otro lo que pasó antes del crimen. Descubres que hay un triángulo, que le ha quitado la novia al asesino. Pero eso lo sabemos desde el principio. Después es un novela sobre la migración, la violencia, el querer mal. Tiene una mirada de barrio.

—Sus historias son en Barcelona
—Hay escritores que están muy enamorados de su ciudad, yo me llevo más o menos bien con ella. Mi Barcelona es la de los barrios, no es la turística, es en la que vive la gente. Barcelona como escenario es una ciudad pequeña, es un ciudad pacifica, tiene barrios muy diferentes. Todas las ciudades literarias se han creado con artistas que las han mirado, escrito sobre ellas, pintado, como efecto multiplicador. Barcelona es una ciudad muy literaria. La industria editorial esta ahí. Para nosotros Buenos Aires es la ciudad de las librerías. Si pudiera vendría cada seis meses.

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