Las leyes de atracción
Sex Education, comedia en Netflix
En los ochenta se pulían varios perfiles emblemáticos del cine que abordaba las penurias de la vida escolar adolescente. El atleta bravucón, los nerds, la chica tímida y rara, el joven oscuro y atormentado, el chico bueno y la rubia popular completaban un tablero de estereotipos con los que construían historias directores como el gran John Hughes. Sex Education retoma algunos de esos rasgos pero para agitarlos y modificarlos a la luz de las grandes luchas de la época actual.
Con la presencia luminosa de Gillian Anderson como la cara más visible de un elenco talentoso y el sexo en todas sus variantes y diversidades como el tema de punta para ahondar en las relaciones humanas, la serie de Netflix se convirtió en uno de los estrenos más elogiados y comentados en este primer mes del año.
La historia se centra en Otis (Asa Butterfield) , un chico dulce y socialmente torpe. Es virgen pero el sexo no le es ajeno para nada ya que pasa sus días rodeado de manuales y videos sobre el tema: su madre es terapeuta y gurú sexual. Cuando este dato se conoce en el colegio al que asiste, surgirá la posibilidad de ofrecer él mismo servicios de terapia clandestino a sus compañeros, a partir de su propia habilidad personal y los conocimientos adquiridos en la cotidianidad doméstica, que incluyen escuchas furtivas a los pacientes de su progenitora.
El protagonista, que en los films ochentosos hubiera cuajado tal vez simplemente en el rol de chico flaco, tímido y bueno que inicia su camino de descubrimiento sexual, acá adquiere una dimensión más profunda y compleja con sus propios demonios interiores que tal vez también requieran consulta. Tampoco la madre tiene el rol pasivo de los padres en esas películas, sino todo lo contrario. La mayoría de los personajes que acompañan a Otis en la historia -varios de ellos entrañables entre los que se destaca Eric, su mejor amigo-tendrán su vuelta de rosca que genera corrimiento respecto de los estereotipos a los que estamos acostumbrados y una dimensión menos plana.
"A todo el equipo nos encantan las películas adolescentes, especialmente las de los años 80, así que queríamos que el show fuese un homenaje, que tuviese un telón de fondo nostálgico, pero hablando de temas contemporáneos y personajes muy modernos", cuenta la creadora de la serie, Laurie Nunn, en recientes declaraciones a los medios del exterior, en las que asegura que querían tomar todos esos tópicos del género y "mostrar una perspectiva diferente sobre ellos".
Así, se construye una tira con todas visicitudes del "coming of age" pero con miradas muy actuales al abordar, con aciertos y algún cliché, temas como el bullying, la homofobia, la diversidad, el aborto, las luchas feministas, el deseo, la atracción y la autoestima. Se habla de sexualidad pero también de relaciones humanas en general con una frescura más cercana a las nuevas generaciones.
Muestra de esos aires nuevos y la ruptura con los tabúes es la escena inicial en la que se ve a un personaje masculino -uno de los chicos populares y maltratadores de la escuela-fingiendo un orgasmo.
Los fanáticos de Gillian Anderson, quienes cayeron rendidos a sus pies con el personaje de Dana Scully en los Expedientes X- pueden darse el gusto de verla acá en un rol diferente. La incursión en la comedia le sale más que bien y parece divertirse bastante en la piel de esta madre desinhibida que disfruta su sexualidad plenamente mientras se desvive por la crianza de su hijo. Está imperdible.
Con un par de escenas memorables, personajes que se hacen querer, un guiño a los 80 (que también se ve en la selección musical) y el compromiso con debates actuales, Sex Education es una propuesta que, contra la apariencia inicial, encuentra su propia originalidad en el abordaje de esos confusos años dorados de la adolescencia.