The Crown: la crisis de la mediana edad llega al Palacio de Buckingham
Con un elenco renovado y liderado por una excelente Olivia Colman como reina Isabel, la tercera temporada marca una etapa de transición en la casa real
La reina está de espaldas, con su cartera colgando del brazo, frente a dos imágenes que reposan en atriles. A sus pies, los perritos reales, recostados sobre la majestuosa alfombra del Palacio de Buckingham. En los dos cuadros se alcanza a distinguir una ilustración del perfil de la propia monarca, pero la diferencia entre ambos está clara. Su consejero le explica que el nuevo sello postal resuelve con elegancia la transición de mujer joven a “madre de cuatro hijos y soberana”. “A vieja fea”, replica Isabel. Esa escena sugerente marca el comienzo de la nueva temporada de The Crown y, en cierta medida, el tono que acompañará esta vez a la historia.
La multipremiada creación de Peter Morgan (se llevó el Globo de Oro a la mejor serie dramática y el Emmy a la mejor actriz entre muchos otros), que narra la historia de la familia real británica, vuelve a deslumbrar con un altísimo nivel de producción y un elenco renovado que logra brillar tanto como las joyas de la corona.
El cambio de actores era todo un reto y uno de los aspectos que más expectativas generaba para esta tercera parte. No era fácil encontrar a alguien que estuviera a la altura de las hazañas de Claire Foy, quien interpretó a la reina Isabel II en las primeras temporadas con un resultado tan elogiado que catapultó su carrera. Sin embargo, lograron dar en la tecla. Difícil imaginar a alguien mejor que Olivia Colman (ganadora del Oscar por su papel en La favorita, donde da vida a una reina completamente diferente) para encarnar a Isabel en esta nueva etapa. La actriz está magistral, dosificando en gestos mínimos las emociones de una soberana de sentimientos contenidos y distancia gélida.
Junto a Colman se destaca también otra interprete imperdible, Helena Bonham Carter, quien encarna a la princesa Margarita con toda su excentricidad, su espíritu indomable y su pasión por las fiestas. El relato se detendrá varias veces en la conflictiva relación entre las hermanas, en la que chocan la personalidad más espontánea e instintiva de Margarita y el estilo más confiable y predecible de Isabel.
Integran también el elenco Tobias Menzies como el Duque de Edimburgo (el cambio menos convincente), Josh O’Connor como el Príncipe Carlos, Erin Doherty como la Princesa Anne y Jason Watkins como el Primer Ministro Harold Wilson. La historia contada en esta entrega abarca de 1964 a 1976. Los protagonistas enfrentan las pérdidas propias del paso a la edad más madura, cuestionan sus logros personales mientras lidian con las pujas políticas, las dificultades económicas que enfrenta el Reino Unido (con pedidos de ayuda económica internacional y todo) y los cambios de época que traen vientos antimonárquicos que más de una vez soplan fuerte y amenazan con llevarse por el aire la corona.
Se verá a los personajes lidiar con tragedias nacionales y presenciar hitos históricos como la llegada del hombre a la luna, al tiempo que procesan su propia frustración, su pasado y su destino. Se barajan también algunas teorías acerca de la familia real y el rol que asumen sus miembros. De hecho, en varias oportunidades, las soluciones a las crisis, provendrán de los personajes más descentrados de la rígida estructura conservadora monárquica.
“No podemos hacer lo que los demás quieren y ser fieles a nosotros mismos”, consuela el Primer Ministro Wilson a la reina, en una de esas reuniones semanales que se tornan confesionales. En estos años, se ve por momentos a una Isabel más vulnerable. Su presencia pasara más a segundo plano a pesar de que siempre es protagonista de los momentos claves.
En contraposición, van ganando pantalla las nuevas generaciones: se empieza a contar la historia del príncipe Carlos y Camila. Pese a todos sus méritos, en esta temporada la serie cae por momentos en el espiral de su propia fórmula, pero logra repuntar en los capítulos finales precisamente con el recambio generacional.
Con las virtudes de un casting bien calibrado, una producción de excelencia y un relato bien contado, The Crown reúne atractivos tanto para los fanáticos de la series de reyes y reinas como para quienes no comulgan con la monarquía pero pueden encontrar acá anécdotas de estrategia política, hitos históricos y algún que otro amorío palaciego. Desde este domingo, estará disponible en Netflix