Los italianos no se atreven a despedirse de la mascarilla

Pandemia de coronavirus hoy

Redacción BAE

El Gobierno italiano levanta la obligación de llevar la mascarilla en los interiores, pero, tras dos años de uso obligatorio, los italianos no se apresuran a despedirse del elemento más emblemático del período pandémico.

NOTICIAS DE UNA PANDEMIA CASI OLVIDADA

Con el conflicto armado en Ucrania, que dura ya más de dos meses, la pandemia del coronavirus ha pasado a un segundo plano, pero aún no ha terminado. En Italia, en los últimos siete días se detectaron casi 350.000 nuevos casos, mientras el índice de positividad, que refleja la relación entre los contagios relevados y el total de las pruebas efectuadas, se mantiene por encima del 14 por ciento.

Al mismo tiempo, va disminuyendo la incidencia de contagios: según los datos de la Agencia Nacional para los Servicios Sanitarios Regionales (Agenas, por sus siglas en italiano), entre el 18 y el 24 de abril rozaba los 710 casos por cada 100.000 habitantes, pero la semana siguiente se redujo a 615.

Además, la abrumadora mayoría de los nuevos infectados tiene la suerte de contraer la enfermedad de manera ligera, con lo cual la situación en las estructuras sanitarias no genera ninguna preocupación: en las unidades de cuidados intensivos los pacientes de covid-19 ocupan tan sólo el cuatro por ciento de las camas.

LEVANTAMIENTO DE RESTRICCIONES Y REACCIONES DEL PÚBLICO

Estos factores les permiten a las autoridades italianas llevar adelante la estrategia de un levantamiento progresivo de las restricciones que fueron impuestas en los últimos dos años para frenar la propagación del virus.

Ya desde principios de abril los italianos no deben presentar el pase sanitario en museos, hoteles y varios establecimientos donde antes era necesario y a partir el 1 de mayo no hay que exhibirlo en los restaurantes, bares y conciertos. También queda suprimida la obligación de cubrirse la boca y la nariz con la mascarilla en los espacios cerrados.

Sin embargo, a juzgar por lo que se ve en los supermercados, la mayoría de los italianos todavía no se lo quiere creer. En los últimos dos años ponerse la mascarilla antes de entrar en las tiendas se convirtió en un gesto tan natural que la gente lo hace automáticamente.

Resultado: tanto los empleados como los clientes siguen llevándola, aunque a menudo la mascarilla no hace más que cubrir la barbilla. Y a los pocos que se atreven a ir de compras con la cara abierta, se les mira con una mezcla de incredulidad y sospecha.

Según confesó un usuario de las redes sociales que dejó de usar la mascarilla, "no creo que habría producido en los demás una impresión igual de fuerte, si hubiera entrado en el super semidesnudo y con tacones altos".

POSICIONES DISCORDANTES

La verdad es que ni siquiera los virólogos se ponen de acuerdo sobre si es una buena idea quitar la mascarilla con una media de 50.000 nuevos contagios al día. Unos, como el director de la clínica de enfermedades infecciosas del Hospital San Martino de Génova, Matteo Bassetti, insisten que "hoy en día la elección de imponer la mascarilla no tiene nada de científico, es una decisión exquisitamente política".

Se desmarca de esta opinión el director sanitario del instituto ortopédico Galeazzi de Milán, Fabrizio Pregliasco. Para él, "tenemos que movernos hacia el restablecimiento de las libertades, pero se requiere mucha prudencia", por lo cual sugiere mantener la obligación de ponerse el cubrebocas hasta finales del año.

Mientras tanto, el virólogo Massimo Galli advierte que la eliminación de las mascarillas en los interiores pone en riesgo a los ancianos y a las personas más frágiles que no pueden someterse a la vacunación por motivos de salud.

Los médicos no son los únicos que comparten este miedo ante un posible recrudecimiento de la pandemia. En Campania, el presidente de la región, Vincenzo De Luca, anunció que las autoridades locales están preparando una ordenanza que, a nivel regional, mantendrá la necesidad de llevar las mascarillas para los empleados de hoteles, restaurantes, tiendas y supermercados.

"Debemos tener cuidado tanto con las variantes conocidas, como con las que están surgiendo y no resultan sensibles para las vacunas actuales. Tenemos que estar atentos para evitar que el problema vuelva entre septiembre y octubre", explicó De Luca.

Por lo tanto, la mascarilla no desaparece de la vida de los italianos. Incluso si deja de ser obligatoria, la gente prefiere llevarla siempre en el bolsillo. Nunca se sabe…

Fuente: Sputnik



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