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Aliens en el cine: amigos y enemigos en la pantalla de Star+

Los extraterrestres han sido en el cine sinónimo de encuentro con el peligro, con lo otro, con lo peligroso. Aunque en alguna ocasión hemos sido nosotros el peligro para los aliens. En la grilla de Star+ hay una selección notable que explora esta temática del cine de ciencia ficción y aquí las revisamos todas.

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Ya sabemos: vivimos en un tiempo donde un día parecen diez años, entre la política, la economía y vaya a saber qué otra cosa. Sin embargo, una noticia de las últimas semanas pasó un poco inadvertida: un tipo con acceso a secretos de estado en los EE.UU. dijo, bajo juramento y ante un comité senatorial, que ese país tenía material extraterrestre "no humano". En otra época menos revuelta todavía estaríamos hablando de eso, porque el encuentro con los extraterrestres es uno de los más poderosos temas del imaginario de las últimas quince décadas, desde que el racionalismo de fines del siglo XIX le dio a H.G.Wells la chance de crear La Guerra de los Mundos. Pues bien: la mejor colección de películas sobre encuentros extraterrestres está en la plataforma Star+, y vamos a evaluar varios clásicos.

Empecemos por Alien y sus continuaciones. La película original de 1979, realizada por Ridley Scott, es menos ciencia ficción que horror, y aunque no lo inauguró, volvió canónica tal combinación de géneros. Como dijo alguna vez el crítico Aníbal Vinelli, no es otra cosa que el monstruo matando gente en una casa de la que no se puede salir, pero llevada al espacio. Sin embargo, explora de manera interesante (y temprana) el problema de la inteligencia artificial. Pero tanto Aliens, de James Cameron, como Alien 3, de David Fincher (miren qué nombres) son mejores: la primera es realmente el encuentro belico entre dos especies y de las mejores críticas a la intervención estadounidense en Vietnam. La tercera es pura metafísica, casi una película feminista donde el Mal asume la forma de lo extraño. Las demás, bueno, dejemos acá.

Hablando de guerras: Día de la Independencia es una película de lo más extraña. Súper mega ultra éxito en su momento, vehículo para que se transformara en estrella Will Smith, no es más que una adaptación a tiempos digitales de La Guerra de los Mundos. Pasa algo: la primera parte (la invasión alien propiamente dicha) sigue siendo un modelo de suspenso y cine catástrofe. La segunda parte no importa para nada. Y la tercera, es nacionalista hasta la sátira y sumamente disfrutable. Dado que Roland Emmerich mostró su veta disparatada y política luego con El día después de mañana y 2012, merece una revisión en plano cómico.

Aunque para sátira bélica, la superior, extraordinaria, tremenda Invasión, de Paul Verhoeven, que toma la fascistísima novela Tropas del Espacio de Robert Heinlein y la transforma en un panfleto paródico sobre la propaganda política. En la superficie es una película de ciencia ficción, aventuras, bélica, incluso sexy. En el fondo, es una obra maestra de la burla que lo dinamita todo. Para los argentinos, tiene el sabor especial de que los protagonistas son, todos, porteños, nacidos en Buenos Aires, ciudad cuya destrucción absoluta desencadena la guerra total. Otra que hay que ver con otros ojos.

Y paremos con los E.T. malos. De hecho, vamos con E.T., el bueno. Steven Spielberg creó una de las películas más vistas de la historia con el cuento de un pobre bicho perdido en la Tierra, perseguido por científicos y protegido por un chico que sufre el divorcio de sus padres. Lo extraño es que, si bien sólo las personas sin alma no lloran con la última media hora, es una película de una sequedad extraña, cada escena resuelta sin un solo golpe bajo, directa, dinámica, breve. Además de ser un enorme homenaje a varios cineastas centrales (John Ford, citado literalmente a través de El hombre quieto; Francois Truffaut en la secuencia de las ranas; Alfred Hitchcock en la persecución final; Walt Disney en el diseño de E.T. y en los últimos minutos), es una historia sobre personas en duelo que se quedaron solas.

En cambio, Depredador es exactamente lo contrario: un cazador inteligente que viene a la Tierra a divertirse capturando humanos. El problema es que cae justo donde un grupo de mercenarios acaban de atacar a un ejército centroamericano. O sea: la película es en su primera hora una de tipos pagados por el Gobierno de los EE.UU. para desestabilizar un país centroamericano, un recuerdo del affaire reaganiano Irán-Contras. Pero cuando aparece el alien, la cosa cambia y queda claro que la política, ante lo puramente humano, no tiene la menor importancia. Gran papel de Arnold Schwarzenegger y un final que recuerda y homenajea Apocalypse Now.

Quizás la invasión extraterrestre más rara, de todos modos, sea la de Señales, de M. Night Shyamalan. Narrada con un uso intenso del fuera de campo (los E.T. apenas se ven), pero con un uso preciso de la puesta en escena para que las huellas vayan generando un clima cada vez más ominoso, en realidad es una exploración sobre la fe y sus límites. Un pastor viudo (gran trabajo de Mel Gibson, realmente contenido y emocionante), su hermano (Joaquin Phoenix lejos de la "intensidad" de muchos de sus trabajos) y sus hijos se enfrenta no sólo a la aparición de lo otro, del peligro mortal sino, sobre todo, a su propia crisis de fe. Lo que hace Shyamalan es imbricar todos los temas sin prisa y sin pausa, sin necesidad de discursos, sin señalar nada con el dedo: el cuento puro. Además de burlarse de paranoias y teorías conspirativas, la película deja al espectador un nudo en la garganta con su final esperanzado, pero a medias. 

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