La maquinaria de marketing de Hollywood puede anotarse una gran victoria con los estrenos de Barbie y Oppenheimer, que batieron las expectativas de los analistas: el "Barbenheimer" acumuló USD 162 millones para la película de la muñeca y USD 82,4 millones para la del padre de la bomba atómica. Mucho más de lo que se esperaba.

En Argentina, Barbie superó el millón de espectadores entre jueves y domingo, mientras que Oppenheimer quedó tercera, después de Elementos, una película de Pixar que pasó sin pena ni gloria por otras taquillas y aquí tiene un éxito inesperado pero explicable.

Es que Elementos funciona perfecta como segundo programa en fin de semana de vacaciones de invierno, especialmente cuando se agotaron todas (todas) las entradas de Barbie. Y no hay muchos niños dispuestos a ver un drama político.

 

Oppenheimer triunfó en Estados Unidos

En EEUU, lo de Oppenheimer es especialmente meritorio: una película básicamente de diálogo, con poca acción, muchos dilemas morales, científicos y políticos vendió mucho más que Misión: Imposible e Indiana Jones.

Es cierto: monopolizó las salas IMAX, cuyos tickets son más caros. Pero no es poca cosa. En los países en donde se estrenaron ambas películas fue el mejor fin de semana de las salas desde la prepandemia. Un recuerdo de tiempos mejores.

Curiosidad: varias veces un estreno quebró la barrera del millón en nuestro país. Ha pasado con la séptima y la octava entrega de Rápidos y furiosos y con Avengers: Endgame.

Faltaban "grandes películas" con mucho marketing y conocimiento de marca detrás, y se sabe que donde hay una necesidad, hay un negocio. Eso explica el fenómeno que, se verá, continuará en las próximas semanas, escasas en tanques y en fenómenos culturales.