Depredador: diversión musculosa que va más allá de la acción y el terror.

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Hay tres maneras de ver esta película: como una de aventuras y terror, con un monstruo extraterrestre matando gente, uno a uno, en una selva; como una metáfora del fracaso de la política reaganiana de infiltración y mano dura en Centroamérica; o como lo que es: un cuento sobre la lucha del hombre contra lo inesperado, lo imposible, la voluntad indetenible de fuerzas que lo superan. Parece muy metafísico (lo es en parte) y solemne, pero Depredador, segundo largo del gran John McTiernan, es diversión purísima. Miércoles, 22, A&E.

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