Crítica/ Mank

Mank: David Fincher se rinde a la estandarización de Netflix

ldesposito

(EE.UU., 2020; dirigida por David Fincher; Netflix)

Para muchos, David Fincher es de los pocos grandes autores que quedan en Hollywood. Sus películas, de un rabioso clacisismo, trabajan temas como la manipulación, el sentido de la ficción, la inestabilidad de la realidad y la presencia del Mal en el mundo, sea en dramas criminales como Seven o Zodiac o en casi comedias como Perdida. Mank puede verse desde esos temas. Pero esta producción de Netflix (puro estándar) carece de filo, carece de buenas ideas (filmar en blanco y negro la historia del coguionista de El Ciudadano es un chiche inútil), y es un álbum de figuritas ("ahí está Orson Welles", "esa es Marion Davies") llena de retórica anacrónica: los personajes hablan de temas que, en 1940, no estaban en la agenda de absolutamente nadie. Gary Oldman está bien en su camelo y hay algunas imágenes lindas. 

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