Es noticia en los medios estadounidenses algo que no lo habría swido hace tres décadas: que una película dramática con temática adulta gane dinero en las salas de cine. El filme en cuestión es Cónclave, un thriller político que cuenta la elección de un nuevo Papa (tema revisado varias veces por el Hollywood, notablemente con el éxito Las sandalias del pescador y, más recientemente, con Los dos Papas) que, milagrosamente y con una modesta campaña de marketing, llegará a los 30 millones de dólares en los EE.UU., mucho para una producción qcuyo presupuesto es la mitad de esa cifra.

Pero no es lo único. La película protagonizada por Ralph Fiennes gastó, se dijo, muy poco en difusión. Se basó en las muy buenas críticas y un mejor boca a boca. Nada más, lo que también alcanza para que sea la favorita en la temporada de premios. El filme todavía espera una carrera internacional, lo que implica que podría ganar mucho más. Pero lo más interesante es que, para las dimensiones del cine estadounidense de hoy, es no sólo una película "chica" sino una rareza temática.

En efecto: Variety menciona que hubo filmes independiente con buenos resultados este año, pero o bien son películas de terror (Longlegs, Terrifier 3), o dramas románticos con target adolescente (El tiempo que tenemos), o acción (Guerra Civil). No hay dramas de temática adulta que excedan nichos de género, como es el caso de Cónclave. Es decir, la novedad es que una película se comportó como se comportaban hasta, por lo menos, la década de los noventa.

Lo que queda por saber es si esto implica un cambio de preferencias o un regreso del público adulto a las salas, o sólo una excepción en un mercado que dejó de lado ese tipo de entretenimiento.