Devaluar sin devaluar y endeudarse sin endeudarse
Cristina Kirchner está convencida de que el FMI empuja una corrida cambiaria en plena campaña para desalojar al peronismo del poder. Avaló igual el paquete de medidas que Sergio Massa ofrendó a Kristalina Georgieva porque el ministro candidato la convenció de que ese mini-pacto era la única forma de llegar a las PASO sin un salto del dólar en el mercado oficial. Pero el Fondo demoró toda la semana la oficialización del acuerdo a nivel del staff que anticipó inusualmente el domingo pasado y recién reunirá a su directorio tras sus vacaciones de verano, justo después de la elección. Por eso en las próximas horas, a solo 15 días de ir a las urnas, la conducción bicéfala del Gobierno definirá si paga con yuanes los U$S 2.669 millones que vencen el lunes o si entra en "atrasos", al menos temporariamente, hasta tener garantizado un desembolso compensatorio.
Las dos alternativas son riesgosas. Si paga, porque las reservas brutas caerían a un piso peligrosamente cercano a los U$S 20 mil millones y las netas se hundirían bien debajo de los U$S 10 mil millones negativos. Eso podría empujar, dado el torniquete en el mercado oficial, a que tenedores de pesos pugnen por dolarizarse a cualquier precio en los mercados financieros paralelos.
Si la decisión es esperar, los mismos jugadores podrían huir hacia el dólar por temor a una ruptura frontal con el FMI. "Van a decir que Massa se kirchnerizó", analizó ante BAE Negocios uno de los funcionarios que participa en las negociaciones. En el Banco Central, donde saben que tienen voz pero no voto, creen que las consecuencias no serían las mismas que si el candidato fuera Wado De Pedro y la ministra Silvina Batakis. "Se puede entrar en atrasos amigablemente, con una explicación elíptica de que no pueden perforarse pisos de reservas y sin ponerse a hacer campaña contra el Fondo", arriesgaron desde la calle Reconquista.
Con el ministro engripado, para peor, las respuestas por Whatsapp empezaron a espaciarse y cundió la preocupación en el establishment. No está claro qué decisión escaldaría más a los market makers. El último lobby que llegó a concretar fue hace diez días, por Zoom, cuando habló con el alemán Jörg Kukies y el estadounidense Myke Pyle, quienes le prometieron ayuda. No sirvió. "El staff no les hace caso y el directorio no se reúne más", cuchicheó el mismo negociador.
Massa incluso descongeló a Sergio Chodos, a quien había vaciado de funciones apenas asumió por su cercanía con Martín Guzmán. Aún sin confiar en él, le encomendó contactos informales con el Board. Tampoco sirvieron. Uno de los reproches que le devolvieron fue el mismo que habían escuchado los enviados de Economía la semana pasada: si se están por quedar sin reservas ¿por qué sus importaciones siguen en niveles récord?
Economía trimonetariaJustamente por eso Massa aceptó la devaluación fiscal de este lunes. Fue su forma de devaluar sin devaluar: encareció el dólar ahorro, el dólar para importar bienes y servicios y el dólar para quienes exporten maíz y productos de economías regionales. El blue y los paralelos financieros los siguieron. Es un salto del 10%, parecido al que había reclamado el mismo FMI en su reporte de Sector Externo la semana pasada, y que devolverá la inflación de agosto al rango del 8%.
El dólar especial para los exportadores, que si bien atrajo liquidaciones por U$S 430 millones en sus primeros cuatro días no se aplicó a la soja, es resistido tanto por el staff del Fondo (prefiere una devaluación) como por el kirchnerismo. Cerca de la vice opinan que es como "quedarse con la parte mala del IAPI", el monopolio del comercio exterior que creó Perón. También relativizan que la crisis cambiaria haya sido gatillada solo por la sequía y que efectivamente haya costado U$S 20 mil millones, como dice Massa. Y se plantean preguntas. ¿Acaso iban a liquidar todo en plena campaña? ¿Estaban los pesos para comprar esos dólares?
Lo realmente novedoso de esta crisis, sin embargo, no son las internas sino el rol de China. El ministro mantuvo creciendo a la economía no rural hasta mayo, en parte, gracias a que pudo seguir importando con su moneda. Tras su viaje a Shanghai y Beijing habilitó la apertura de cuentas bancarias en yuanes, futuros de yuanes y hasta un mercado electrónico de activos financieros en yuanes. Compañías estadounidenses aceptaron yuanes y los cambiaron. Una verdadera economía trimonetaria.
Lo del abismo de este lunes es igual de notable. El garante de que no se estrelle un país de economía mediana-grande, número 35 a nivel global y socio del G-20, es el retador de Estados Unidos en el liderazgo global. Algo impensable en 2010, cuando se incorporó el yuan al DEG, la moneda del Fondo. Algo en lo que coinciden Massa y Máximo Kirchner, que viajó con él y que esta semana retomó contacto con Sabino Vaca Narvaja para asegurarse de que todo estuviera listo para activar la ampliación del swap. Y algo que también observan con cuidado los demás acreedores.
Ese mal precedente para el Fondo si China se afianzara como prestamista de última instancia es algo que Economía también busca aprovechar. En una reunión con diplomáticos de países árabes que mantuvo en mayo, Cristina se lo deslizó al embajador de Egipto: "Si ustedes y nosotros nos juntáramos tendríamos casi el 50% de la deuda del Fondo". A inicios de este mes, Massa se reunió por Zoom con su par egipcio. "El mensaje llegó a Washington", dicen cerca suyo.
China tampoco regala nada, pero el contexto mundial es tan crítico que el malestar contra el FMI y contra Washington podría ayudarla en su pulseada por la hegemonía. La nueva pandemia es el ajuste. Como destacó en su último newsletter el historiador económico Adam Tooze, los países que contraerán su gasto público real este año (como Argentina) son 143. En 2019 eran 86. La población afectada por esas políticas de austeridad se triplicó, de 2.000 millones a 6.000 millones de personas.
Caras de pókerLos informes que reciben en los comandos de campaña empiezan a arrojar señales contradictorias. La encuesta de Isonomía que dio ganador a Horacio Rodríguez Larreta en la interna opositora por primera vez en dos meses desconcertó a todos y todas. Patricia Bullrich, casi en simultáneo, explicaba que podía endeudarse con el FMI sin endeudarse. Y exhumaba al pasar el blindaje de Fernando De la Rúa, prolegómeno del crac de 2001.
El oficialismo, a su vez, registra una mayor sangría de votos en el sur y el oeste del Conurbano que en el corredor norte. No solo porque Massa pisa ahí más fuerte sino porque hay más empleo formal, que no sufre tanto la inflación gracias a las paritarias.
Muchos precarizados se fueron con Javier Milei. Incluso en Moreno, uno de los distritos más pobres, poblados y jóvenes del Conurbano, el líder de la ultraderecha mide más que en Escobar, donde arrasa en los barrios cerrados. No dejan de ser encuestas pero de las más jugosas: las que no se publican.
La moneda sigue en el aire. La detención del magnate británico Joe Lewis en Nueva York, libre bajo una fianza de U$S 300 millones, mostró que un cisne negro le puede nacer a cualquiera. Como publicó Ernesto Ise en Perfil, en el punto 26 del escrito acusatorio que presentó el fiscal de Nueva York, Damian Williams, se detalla que Lewis traficó información confidencial de sus empresas con "un asistente" y "al menos a otros tres amigos, incluido una mujer con la que tenía una relación sentimental y otro amigo con el que a veces jugaba al póquer en Argentina". ¿Y si ese amigo figura en alguna boleta?