La próxima corrida cambiaria, el huevo y la gallina
La peor sangría fue durante la segunda quincena de abril. El martes 2 de mayo parecieron tocar piso y empezar a rebotar, al menos tímidamente, pero la evolución de los depósitos en dólares en el sistema financiero local sigue siendo monitoreada con atención por el Ministerio de Economía. De los U$S 16.296 millones que atesoraban los ahorristas cuando terminaba marzo, el lunes pasado quedaban U$S 15.308 millones según los registros diarios del Banco Central.
Que la corrida de los tipos de cambio paralelos haya empujado mil millones de dólares de las cuentas en los bancos a las cajas de seguridad y los colchones es un dato para prestarle atención, aunque no especialmente inquietante si se recuerda la experiencia de 2019. Aquel año, en apenas cuatro meses, a Mauricio Macri se le escurrieron más de 10 mil millones. El monto equivalía a un tercio de los depósitos en moneda dura y aún así nadie tuvo problemas para retirarlos. Tampoco los está habiendo ahora.
El problema es que en Economía se preparan para capear nuevas corridas en las próximas semanas. Sobre todo si no afloja el FMI, que responde con evasivas cuando desde Buenos Aires le preguntan por el "frontloading" (adelanto) de los desembolsos previstos para el resto de 2023. Los negociadores se alarmaron por la fría respuesta que dio la portavoz Julie Kozack el jueves por la mañana cuando le preguntaron por Argentina en conferencia de prensa. Respiraron aliviados después, cuando supieron que ante corresponsales -en off- había sido algo más cálida. Este fin de semana tratarán de convencerla de que diga ante los micrófonos que ese anticipo está sobre la mesa, al menos como parte del menú.
Al caer la noche del jueves, en el "quirófano" del quinto piso de Hacienda (como le dicen al salón a metros del despacho de Massa donde suelen hacerse las reuniones virtuales con los técnicos del Fondo), Leonardo Madcur y Raúl Rigo tenían al paciente con pronóstico reservado. El cuartel general de Washington se llenó de internas y aunque Kozack es de las últimas fieles a Kristalina Georgieva, el asedio de los halcones demócratas y la respiración en la nuca de Gita Gopinath fuerzan a la directora gerente a mostrarse más exigente con Massa. También a estirar los tiempos, algo que puede resultar letal en un momento de tanta fragilidad.
Fue esa demora la que decidió a Massa a sugerir durante toda esta semana que podría rever su negativa a presentarse como candidato a Presidente. Si todos esperan otra corrida y esa corrida responde en parte a la inestabilidad política, razona, manifestarse interesado en competir es una forma de intentar neutralizarla. Es más un mensaje para el FMI y la City que para el PJ o el Instituto Patria. Mostrar que está en control, como diría el inefable Miguel Pichetto.
In Sergio We Trust
Exactamente un mes atrás en República Dominicana, donde Massa hizo aterrizar al avión privado que lo llevaba a Washington solo para reunirse con ella, la vicecanciller de Joe Biden fue explícita. Al límite de lo pornográfico. El canciller argentino Santiago Cafiero la esperaba con pompas y honores en el Palacio San Martín al día siguiente pero, como le dijo la misma Wendy Sherman al ministro de Economía en esa improvisada cita caribeña, "en quien confiamos nosotros es en vos".
—¿Qué vas a hacer en las elecciones? ¿Te vas a presentar para presidente?—inquirió la diplomática.
—Si hay un candidato único del peronismo, sí. A desangrarme a una primaria no voy —respondió Massa, que por entonces todavía lo negaba públicamente.
—¿Y para qué asumiste en Economía? —insistió.
—Era una responsabilidad institucional. Se nos iba la situación de las manos.
—Bien. Cuiden ante todo la alternancia ordenada, por favor. Mirá que Estados Unidos tiene claro que no quiere otra experiencia como la de (Jair) Bolsonaro ni la de (Nayib) Bukele.
A Sherman la escucharon también Leonardo Madcur, Marco Lavagna y el asesor internacional de Massa, Gustavo Martínez Pandiani. Su rechazo apenas velado a Javier Milei se explica perfectamente: después de la gestión de Bolsonaro, Lula volvió al poder y a poco de asumir voló a reunirse con Xi Jinping en China. Bukele sigue en su cargo pero empieza a mirar con cariño la ayuda que le ofrece el gigante asiático ante el colapso de sus exóticos programas económicos, como la conversión de parte de las reservas salvadoreñas a criptomonedas. Son dos criaturas de la era Trump, que ahora amenaza con volver.
La escalada imparable de Milei en las encuestas desespera a Horacio Rodríguez Larreta, quien dejó de criticarlo en público cuando se dio cuenta de que al hacerlo le sumaba votos y se los restaba a sí mismo. Hernán Lacunza, que ridiculizó la dolarización que propone el ultraderechista en un par de entrevistas televisivas, también moderó esas amonestaciones.
Patricia Bullrich, mientras tanto, aprovecha para esmerilar al alcalde porteño y cree que puede arrebatarle la candidatura para después alcanzar una síntesis con Milei, donde el macrismo aporte la estructura que le falta al economista. Esa radicalización de la derecha perjudica al más moderado Larreta pero también a Massa en su ajedrez íntimo con Cristina Kirchner sobre la candidatura presidencial, que por ahora ambos prefieren postergar. Las circunstancias, a su vez, amplían el campo de diálogo de CFK dentro del PJ, porque el fallo de la Corte Suprema que suspendió las elecciones en Tucumán y San Juan bien puede interpretarse como una confirmación de que el Poder Judicial no iba por ella sino contra el peronismo.
¿Por qué nunca criticó a Milei públicamente el propio Massa ni ninguno de sus incondicionales? ¿Para no beneficiarlo o para no perjudicarse él? ¿Qué rol juega Carlos Maslatón, que se fotografió sonriente con Massa apenas asumió, que comparte con el ministro su origen ucedeísta y que pasó de jefe de campaña de Milei en 2021 a su crítico furibundo apenas dos años después?
PASO atrásMassa ya se anotó ante CFK el poroto de que Alberto se haya bajado de su quimera reeleccionista, que irritaba especialmente a la vice. En los próximos días espera que surta efecto su presión pública para terminar de enterrar la idea de una PASO del oficialismo, con la que insistió al borde del ridículo su archienemigo Daniel Scioli en la cumbre de la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (AmCham) el miércoles pasado. La cuestión de la candidatura presidencial, aseguran a BAE Negocios fuentes irreprochables de ese vértice del poder, vendrá después. Nada está descartado. Ni que ella encabece la boleta ni que vaya como senadora.
Massa se ilusiona con que, si ambos pactan que sea él, su piso de intención de voto en las generales sería del 30%. "Es menos del 40% que sacó Luder después del cajón de Herminio Iglesias", secretea con este diario uno de los incondicionales del ministro. Omite que aquel cacique de extracción sindical no era necesariamente más piantavotos que la actual conducción cegetista: incluso sin quemar ningún féretro, Héctor Daer viene acompañando mansamente el peor ciclo de deterioro salarial que se haya vivido en tiempos democráticos.
La inflación récord de abril, en ese contexto, es un golpe duro para todo el oficialismo. Es justo el mes que Massa esperaba que empezara con 3 y las últimas estimaciones previas a su publicación anticipaban que empieza con 8. Con números así no hay paritaria que aguante.
Ahí aparece de nuevo Alberto Fernández más como obstáculo que como solución. Cualquier medida que recomponga ingresos -como una suba del salario mínimo o un aumento de suma fija para los empleados registrados- o que frene los precios al menos por un par de meses requiere de su firma. Al fin y al cabo, sigue siendo el Presidente.
El otro interrogante es cómo actuará el FMI, que tiene en sus manos la decisión de cuándo será esa corrida que todos esperan. ¿Estará dispuesto el Tesoro a asumir el costo de que colapse un acuerdo que firmó con su aval -y el de todo el Directorio- hace apenas un año? ¿Avalará que Massa tome alguna medida de alivio para los ingresos, como le reclama Cristina en privado? ¿Se resignará a relajar las exigencias que hicieron que su programa sea inflacionario, como denunció la propia vice en La Plata?
Ahí se probará hasta dónde llega la confianza que el Tío Sam juró en Dominicana. Y si la inestabilidad política es el huevo y la corrida cambiaria la gallina. O al revés.