Una noche para el regreso: el Moulin Rouge vuelve a girar
A 14 meses de su colapso, el icónico molino del cabaret parisino renace con aspas nuevas y motor a medida. Ceremonia al aire libre y French Cancan frente al edificio
Las aspas del Moulin Rouge vuelven a girar este jueves 10 de julio, en una ceremonia pública que marca el regreso de uno de los símbolos turísticos más reconocibles de París. Con más de doce metros de diámetro, retoman su movimiento gracias a un motor eléctrico nuevo, fabricado a medida para el cabaret.
Imponente, renovado y fiel a su historia, el molino del Moulin Rouge se presenta con cuatro hélices reconstruidas en una combinación de aluminio y acero. La estructura se mantiene como un elemento decorativo, sin función mecánica, pero con un enorme peso simbólico: evoca el diseño original que los fundadores Joseph Oller y Charles Zidler eligieron en 1889 para distinguir su cabaret del resto de los edificios de Montmartre.
Las hélices rotan ahora gracias a un motor eléctrico hecho a medida, invisible desde el exterior, que permite el movimiento diario desde las 16 hasta las 2 de la mañana. El efecto visual se refuerza con luces LED rojas y doradas de bajo consumo, que reemplazan las antiguas bombillas incandescentes y realzan el perfil del molino por la noche.
Desde la calle, lo primero que se ve es el color: ese rojo intenso —idéntico al que lo hizo famoso en las postales y pinturas de Toulouse-Lautrec— brilla otra vez sobre la fachada del cabaret. Las aspas, ahora en pleno movimiento, giran lentamente en un bucle continuo, con una cadencia que se asemeja a una danza mecánica. No solo recuperan la forma perdida tras el accidente, sino que refuerzan la identidad del lugar como emblema de la noche parisina.
El molino no se oculta: se impone sobre la esquina de la Place Blanche como un gesto teatral permanente, vigilando la entrada de los espectadores y marcando el inicio de cada velada con su silueta reconocible incluso desde lejos.
Para celebrarlo, la compañía artística del Moulin Rouge se presenta esta noche frente al edificio, en una puesta especial con plumas rojas como símbolo del renacimiento del molino. La imagen apunta a recuperar el esplendor perdido tras el accidente de abril de 2024, cuando las aspas se desplomaron durante la madrugada por una falla en el eje central.
A los pies de Montmartre, el Moulin Rouge se mantiene como uno de los epicentros culturales de la noche parisina. Su espectáculo de French Cancan —la frenética danza popularizada en las operetas de Offenbach— se presenta todos los días del año, con dos funciones nocturnas. El elenco reúne a 90 artistas de 18 nacionalidades. Cada noche se completan las 1.700 localidades disponibles, con una asistencia en la que la mitad proviene del extranjero.
Además, el 27 de julio próximo, durante la última etapa del Tour de Francia, las bailarinas del Moulin Rouge bailarán en plena calle, frente al cabaret, cuando los ciclistas pasen por la colina de Montmartre.
Perteneciente a la misma familia desde hace cuatro generaciones, el Moulin Rouge también incorporó en 2024 una “ciudad de los oficios de arte” dentro de sus instalaciones. Allí funcionan talleres de plumaje y bordado que el Ministerio de Cultura francés reconoce como empresas de Patrimonio Vivo.