Proyectan más caída del consumo por la inflación y las tasas de interés
El Banco Central, el Fondo Monetario y privados reconocen que este año la economía no contará con el consumo como motor. Más ajuste fiscal y monetario en el horizonte
En 2023 la sequía y la consecuente pérdida de exportaciones no será el único factor que explique la caída del PBI. La desaceleración del consumo, el otro gran motor de la economía, será la causa del freno en sectores que no están vinculados a la agroindustria. Sin margen para un impulso de la demanda agregada por el lado del consumo público como en otros años electorales, el FMI, el Banco Central y consultoras vaticinan que en el segundo trimestre se sentirá el impacto de la desmejora del poder adquisitivo de los salarios que comenzó en septiembre del año pasado.
El último informe de PwC, por ejemplo, explicó que fue precisamente el salto en la inflación de la segunda mitad del 2022 llevó a una pulsión por deshacerse de los pesos ante la aceleración en su pérdida de valor, un boom de consumo como estrategia defensiva. Sin embargo, esta fiebre encontraría su límite en los próximos meses. De acuerdo a la consultora, los últimos datos del Ahora 12 muestran que el consumo se empezó a pinchar. “También los gastos con tarjetas de crédito y préstamos personales del sector privado han acelerado su caída en términos reales”.
Así, el diagnóstico de PwC en su Economic GPS es que, con la inflación arriba del 100% y siete meses continuos de la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE) a la baja acumulados hasta enero, “de continuar el deterioro de forma creciente en la pérdida del poder de compra, este último efecto prevalecerá y comenzará a materializarse con más fuerza en caídas en el consumo, con su consecuente impacto en la actividad”.
Similares son las proyecciones del Banco Central y del mismo Fondo Monetario Internacional, aunque este último con un optimismo que los analistas locales no comparten. De hecho, en el staff report difundido esta semana, los técnicos sostuvieron el pronóstico de 2% de crecimiento interanual del PBI, algo totalmente descartado por las consultoras argentinas que tomaron cuenta no solo de la gravedad de la sequía, sino también del creciente ruido político para la contención de los desequilibrios macroeconómicos: “Entre el impacto directo e indirecto, la sequía resta 2,3 puntos del nivel de actividad. Además, el año pasado dejó efecto arrastre negativo y esperamos deterioro del salario real. Caída mínima esperada del PBI: 4%”, resumieron desde la administradora de Fondos Comunes de Inversión MegaQM.
Por el contrario, el Fondo aseguró que, pese al ajuste que exige, “Aun se proyecta que el crecimiento en 2023 se moderará debido al agravamiento de la sequía, los efectos de la política contractiva y un continuo debilitamiento de los salarios reales. Específicamente, se espera que el crecimiento se mantenga estancado en la primera mitad del año, con una recuperación condicionada a la evolución de la sequía y las incertidumbres políticas”. Estas proyecciones se apoyan en una caída de más de 5% en el gasto real en salarios estatales y jubilaciones en la segunda mitad de 2022 y una estimación de que en 2023 mantendrán el mismo peso relativo: 2,9% del PBI.
“Por el lado de la demanda, el consumo privado continúa ralentizándose (las ventas reales en supermercados cayeron 5,1% interanual en diciembre) en línea con pérdidas menores en los salarios reales promedio (2,3% en 2022), aunque estas resultaron más pronunciadas para creciente número de trabajadores informales”, reconoció el staff técnico del Fondo que subió la proyección inflacionaria al 80% anual, al menos 20 puntos debajo de las proyecciones privadas acá.
Con más optimismo que el sector privado, aunque no tanto como el FMI, el Banco Central reconoció este martes en el Informe de Política Monetaria que la suba de tasas de interés ya impactó en la economía y desde septiembre “la gran mayoría de los sectores productivos perdió impulso” no solo por reducida cosecha de trigo, sino también “por la retracción de la construcción, el comercio y algunas ramas industriales, en un contexto de aumento de la incertidumbre financiera tanto en el plano local como internacional”.
“Desde la perspectiva de la demanda, la continuidad en la implementación de medidas de consolidación fiscal en el marco del acuerdo con el FMI, la suba de la tasa real de interés y la dinámica estimada de los ingresos reales afectaron el consumo al tiempo que las exportaciones netas aportaron positivamente al crecimiento, con mayores volúmenes exportados y una evolución contenida de las importaciones, reflejo de la contracción de la inversión”, agregó la autoridad monetaria.
En efecto, a la caída del 1,5% trimestral del consumo privado a final de 2022, los datos de este primer trimestre no dan cuenta de repunte. Más bien lo contrario: “Entre los préstamos asociados al consumo, las financiaciones otorgadas a través de tarjetas de crédito mostraron una merma promedio mensual de 1,8% s.e. a precios constantes en el trimestre y se encuentran 13,7% por debajo del nivel de un año atrás. Los préstamos personales también cayeron en términos reales (-2% s.e.), con una variación interanual de -19,7%", detalló la autoridad monetaria.
"Por último, en cuanto a las líneas con garantía real, los préstamos prendarios cayeron en el primer trimestre a una tasa promedio mensual de 2,3% s.e. a precios constantes y acumulan en los últimos doce meses una disminución de 6,4%. Por su parte, el saldo de los créditos hipotecarios cayó a un ritmo promedio de 4,8% s.e. mensual en términos reales, registrando una contracción de 36,1% interanual en marzo”, concluyó.