GÉNERO Y NÚMEROS

Día de la Mujer: “La agenda económica feminista implica redistribuir recursos”

En los últimos años, el Gobierno comenzó a implementar una serie de medidas que apuntan a reducir las desigualdades en la forma en que se reparten las tareas de cuidado, y que se vinculan directamente con la el bienestar económico tanto de las personas como del país. La economista Lucía Cirmi explicó cómo se interconectan estas políticas, en el marco del 8M

mjaureguy

Terminar con la desigualdad de género es un objetivo complejo que puede parecer una utopía. Primero, porque implica un cambio cultural y estructural completo. Pero también porque las desigualdades son diversas, y cada una requiere de abordajes particulares para generar cambios. Una arista central es la económica, que requiere de toda una batería de medidas que van desde salarios hasta algo básico como registrar a las empleadas. Así lo planteó la economista y Subsecretaria de Políticas de Igualdad Lucía Cirmi en diálogo con BAE Negocios.

En los últimos años, el Gobierno comenzó a implementar una serie de iniciativas que apuntan a reducir las desigualdades en la forma en que se reparten las tareas de cuidado. ¿Qué tiene que ver esto con la realidad económica de las mujeres y diversidades?

Por un lado, alcanza a las personas cuyo trabajo pago son las tareas del hogar, que en un 98% son mujeres. El trabajo doméstico es el sector más feminizado de la economía argentina, y el 75% está en la informalidad.

Por otro lado, tal como indica el dossier elaborado por el Indec por el 8 de marzo, “las mujeres siguen asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado”. Esto provoca que muchas de ellas no puedan salir a buscar trabajos remunerados o que los que consiguen sean en gran medida informales. Mientras que 92 de cada 100 mujeres realiza trabajo no remunerado, solo 75 de cada 100 varones lo hace, detalla el informe.

Día de la Mujer: “La agenda económica feminista implica redistribuir recursos”

 

Una de las políticas que implementó el Gobierno en los últimos años es Registradas, un programa por el cual el Estado paga una parte del salario de empleadas domésticas que sean puestas “en blanco” por sus empleadores, destinado a familias contratantes de clase media. Se relanzó este año para que, durante 6 meses, el 50% de esos sueldos sean subsidiados mientras se registren a las trabajadoras.

El programa Registradas se interconecta con varias otras políticas que abarcan uno de los principales proyectos de género de este gobierno: el sistema integral de cuidados, que incluye desde beneficios para personas que contraten niñeras como personal de casas particulares hasta licencias parentales. La subsecretaria de Políticas de Igualdad del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Lucía Cirmi, explicó a BAE Negocios cómo se interconectan estas medidas y los efectos que buscan la lucha por la equidad de género.

 

—¿Por qué la registración de trabajadoras domésticas es una problemática de género?
—Por un lado, porque el 98% de las personas trabajadoras de casas particulares son mujeres y es el sector donde se emplean una de cada cinco mujeres que trabajan. Es un sector que se quedó afuera de los apoyos de la pandemia. Tiene problemas estructurales de registración porque está asociado a ese cuidado invisibilizado, familiarizado, feminizado. Lo mismo que sufrimos las mujeres con las tareas de cuidado en los hogares lo sufren las trabajadoras de casas particulares cuando van a trabajar en esas tareas. Es importante que estén registradas y que el sector se termine de recuperar porque es una salida laboral para las mujeres, pero también el programa es un subsidio para las familias. Es un apoyo económico para las familias de trabajadores y trabajadoras a la organización y el cuidado de la casa. Contar con Registradas es una ayuda, por ejemplo, para un hogar monomarental para poder contratar a una persona que sin este apoyo no podría. Es también presentar al sector de los cuidados como un sector tan importante como el resto porque sabemos que es el verdadero motor de la economía.

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El equipo de trabajo de Registradas

—¿Cuál es la importancia de que las trabajadoras de casas particulares salgan de la informalidad?
Cada empleador o empleadora tiene una llave para reducir la pobreza y para reducir la desigualdad, porque registrar a la trabajadora es eso: las trabajadoras de casas particulares trabajan y son pobres al mismo tiempo. Ahora que la Argentina está discutiendo cómo resolver la pobreza, acá tenemos a gente que trabaja y es pobre al mismo tiempo. Hoy 6 de cada 10 trabajadoras de casas particulares están debajo de la línea de pobreza. Además, con este programa tienen la posibilidad de tener aportes jubilatorios. Otro anuncio que se hizo en conjunto con Registradas es que ahora por menos de 16 horas mensuales incluso podés tener aportes jubilatorios, que eso antes no estaba reglamentado, y también tenés acceso a un fondo para seguro de desempleo que también es importante porque es un derecho con el que no contaba este sector que los otros sectores laborales sí tienen.

 

—¿Cómo se conecta Registradas con las políticas del sistema de cuidados?
—El 23 de marzo empieza a regir el artículo 179 de la ley de contrato de trabajo, que se aplica en establecimientos privados de más de 100 empleados y busca que en ellos haya espacios de cuidado para hijos de entre 45 días y 3 años de los trabajadores y trabajadoras. Da muchas opciones, desde construir un espacio de cuidado hasta subsidiar el 40% de reintegro del gasto que tenga un trabajador o una trabajadora en su trabajadora de casa particular cuando sea niñera. Eso es algo que está conectado con Registradas porque lo que se exige en esa reglamentación que ya empieza a regir es que cuando el trabajador que cobre este reintegro va a tener que demostrar que registró a la trabajadora. Pero también se busca que trabajen más mujeres y diversidades. Por eso tenemos el programa Igualar, que trabaja con empresas para que más allá de que se creen líneas de género después haya una igualdad verdadera entre quienes trabajan en esos sectores.

—¿Qué pasa con las licencias por maternidad y paternidad?
—Hay un proyecto de ley en el Congreso que se llama ‘Cuidar en Igualdad’ que, entre muchas otras cosas referidas a reformar las licencias y crear un sistema de cuidado, también extiende las licencias por maternidad de las trabajadoras de casas particulares, asegurando siempre un piso de un salario mínimo vital y móvil en un sector donde la mayoría trabaja en varios domicilios. Hay muchas veces la confusión de que si ya la registró otro empleador yo no tengo que hacerlo y no es así, cada casa cuenta. Dentro de esta agenda también se plantea la extensión de las licencias parentales para que haya igualdad de condiciones en los cuidados y que ellos se hagan cargo.

—¿Cuáles son los beneficios de llevar adelante políticas de género en una economía en crisis, como la argentina?
La agenda económica feminista implica redistribuir recursos. Es importante pensar que esta agenda es beneficiosa para la producción, el empleo, y obviamente para la reducción de la pobreza, no solamente para la vida de las mujeres; eso ya sería más que suficiente, pero también es bueno para la vida de los niños, las personas mayores, y la economía en general. Las tareas de cuidado son las que más impulso le dan a la economía, son el motor de la economía. Las trabajadoras de casas particulares consumen gran parte de sus ingresos, entonces mueven la economía de los barrios, que es donde más nos interesa que se mueva: no es plata que se fuga, no es plata que va a consumos suntuarios, sino a necesidades básicas, por eso para nosotros es importante que ahí esté lleno de derechos. Hasta que no cerremos la brecha de los cuidados, es imposible cerrar la brecha salarial.

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