Pocas veces un Oscar fue más justo y es necesario decir que Anora, la extraordinaria película de Sean Baker que se llevó los premios principales incluyendo Película, director, guión, montaje y actriz, está en cartel y hay que verla en pantalla grande. El cuento es el de una prostituta que se enamora y se casa rápidamente con el heredero de un mafioso ruso, y de cómo la felicidad vertiginosa se complica rápidamente. No hay películas así desde hace demasiado tiempo, excluyendo las humanas creaciones de don Sean Baker. Así que si no va, no se queje.

Tampoco se queje si sale de cartel la perfecta ganadora de Mejor largo animado y se la pierde. La lituana Flow carece de diálogos, está protagonizada por un gato negro y cuenta cómo éste y otros animales (un carpincho, un lémur, un perro, una garza y algunos más) intentan sobrevivir en un mundo donde ya no hay humanos y el agua sube y sube cubriendo todo. Es ni más ni menos una obra maestra hecha con dos pesos con cincuenta, perfectamente narrada y dibujada en un estilo bastante realista (pero no del todo). Obviamente se puede ver con los más chicos, aunque no deja de tener sus tristezas.

Como la cartelera está generosa en películas que quedan en la memoria, es un pecado no ver en pantalla gigante Better Man-La historia de Robbie Williams, probablemente de lo mejor del año (junto con las anteriores, amigos). Le guste o no el fanfarrón y vulnerable cantante británico, el tipo produce un melodrama sobre su propia carrera (es una ficción, no un documental) pero en lugar de aparecer él mismo, lo que vemos en su rol es un chimpancé creado por computadoras en medio de actores y elementos reales. Con momentos muy vibrantes (vea acá el cuadro de “Rock DJ”) y golpes emotivos tremendos, es tradición y originalidad al mismo tiempo. De paso, pueden ver la hermosa Un perfecto desconocido (que se fue sin un solo Oscar, desagradecidos…) donde se narran los comienzos de Bob Dylan. La película es buenísima en serio y complementa bien Better Man.

De los estrenos, claro: va a ver Mickey 17, del coreano Bong Jon-hoo, la primera película que hace desde que ganó el Oscar en 2020 con Parásitos. Bueno, no es que sea aburrida -no lo es- pero es tan subrayada y “anticcapitalista de manual”, que uno sospecha si a esta altura a Bong le interesa más el cine o el mensaje. Pero entretiene. Bajo su propio riesgo.

La que sí entretiene, molesta, golpea y arrastra de las narices al espectador es la ganadora de la competencia nacional del pasado BAFICI, Vrutos, de Miguel Bou. Un pibe hijo de un ex delincuente se enfrenta con una banda de rugbiers que lo deja herido. Busca venganza, busca complicidades, busca un encuentro que, en un blanco y negro contrastado, fuerte, se convierte en épico. Acá no hay medias tintas ni posicionamientos morales: el cuento habla por sí mismo. Una experiencia dura pero de cine puro.

Y de paso: arranca el ciclo Pioneras en la pantalla en el Centro Cultural Recoleta. Ocho películas de Alemania, Australia, Bélgica, Chile, Irlanda, Nueva Zelanda, Reino Unido y Suecia que giran en torno de las mujeres. Pero tienen documentales, dramas, películas deportivas, comedias y biografías, de todo un poco. Tres motivos para ir: las películas son buenísimas, la mayoría son estrenos de filmografías poco frecuentes, y la entrada es gratis. Eso sí, hay pocos lugares así que…

Es todo. Y recuerden: el cine es para ver en el cine.