Probablemente la noticia más importante en estos días en el universo audiovisual es que se completó el elenco de la serie basada en Harry Potter que que prepara HBO. A través de un comunicado, la firma informó que Dominic McLaughlin interpretará a Harry Potter, Arabella Stanton se pondrá en la piel de Hermione Granger y Alastair Stout le dará vida a Ron Weasley. Más de 30.000 actores audicionaron para los papeles principales desde que se lanzó un casting abierto a mediados de 2024. Además, se estima que la producción comenzará en el inminente verano boreal.

Por qué la importancia: Harry Potter es una de las marcas más fuertes que tiene Warner en su haber y sigue generando negocios, más allá de que las películas que siguieron a las adaptaciones de las novelas originales (es decir, la saga de Animales Fantásticos) no tuvieron buenos resultados en la taquilla. Pero los libros se siguen vendiendo (mucho) y todo el merchandising asociado es una mina de oro incluso a pesar de las controversias generadas por las opiniones de la escritora J.K. Rowling sobre las personas transgénero.

El anuncio completa lo que ya se sabía sobre el cast: John Lithgow como Albus Dumbledore, Janet McTeer como Minerva McGonagall, Paapa Essiedu como Severus Snape (una elección que causó cierta controversia en redes sociales por tratarse de un actor afroamericano y militante de las causas LGTB), Nick Frost como Rubeus Hagrid, Luke Thallon como Quirinus Quirrell y Paul Whitehouse como Argus Filch. Todos intérpretes conocidos y con larga trayectoria, a diferencia del trío central. Pero si las películas hicieron célebres a Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint, quizás esta nueva versión haga lo mismo con McLaughlin, Stanton y Stout.

La apuesta es en parte arriesgada y en parte no. Lo segundo, porque la marca está muy establecida globalmente y la curiosidad alrededor de la serie será grande, al menos al principio. Y lo primero, porque se lucha con el recuerdo ya icónico de una saga cinematográfica que "fijó" a los personajes de las novelas con determinados rostros. El atractivo extra es que la serie adaptaría un libro por temporada, incluyendo todo lo que las películas dejaron afuera.

Es la apuesta más grande (y no poco al límite) de Waner y HBO después del final de Game of Thrones, en su momento fenómeno cultural y atractor absoluto de suscripciones, además de la serie más cara producida hasta entonces. Si además se tiene en cuenta que hay planes para ampliar el universo de El Señor de los Anillos se ve claro el diseño de optar por lo conocido antes que generar algún culto nuevo.