Es interesante, incluso divertido, ver las reacciones de la prensa estadounidense ante la taquilla cinematográfica cada fin de semana. Se pasa de la euforia a la depresión casi constantemente, se festejan números desproporcionados (en el sentido literal: sin analizar la proporción o el contexto) y se llora por lo mismo. Pero el verdadero punto es otro: cómo está el mercado de la exhibición en el largo plazo. Así, después de que gracias a Intensa Mente 2 (lo más visto del año con más de 1600 millones de dólares globales) y Deadpool & Wolverine (lo segundo más visto "porque no van chicos", poco menos de 1300 millones) generaran gritos de felicidad, hoy hay que volver a los porcentajes. Aclaración: nuestro mercado funciona mimético al estadounidense y por eso nos importa. Aquí vamos: el punto es que la taquilla está 13,6% debajo comparada con la de 2023.

Es muchísimo. Y es cierto que, a principios de la "temporada alta" (mayo), tenía un declive interanual del 26,4%. Así que dos tanques y un par de otros flmes con muy buen rendimiento ayudaron a recortar las pérdidas a la mitas. Noticia: no queda mucho de aquí en más para salir "empatados". Las huelgas de 2023 provocaron una escasez de producto que van a derivar, cuando termine el año (ya pueden descongelar el peceto e ir preparando el vittel-thoné) el balance será negativo.

La taquilla argentina se comportó más o menos igual pero la diferencia interanual parece ser menor, aunque es marcado el declive respecto del cine argentino, que perdió gran parte de su público aunque sólo se estrenaron cinco películas menos. Esto es menos un problema de políticas económicas que de culturales de largo plazo, pero requiere otro análisis. El punto es que el cine perdió público. Veremos si es permanente.