Los problemas de la exhibición

Altas y bajas en la taquilla: por qué los cines pasan de la depresión a la euforia

Hoy se festeja el éxito enorme de Intensa Mente 2 en los cines de todos los mercados donde se estrenó. Sin embargo, el negocio global de las salas parece demasiado sensible a los problemas. Por qué los "tanques" son más un problema que una solución a la falta de público y el rol de los cines locales.

ldesposito

Vamos a hablar de algo que necesita ser aclarado: vamos a hablar de los problemas de la taquilla cinematográfica. Incluso si la mayor parte del público global hoy se relaciona con el audiovisual a través de las plataformas (y esto es un punto a tener en cuenta), los cines siguen siendo la principal forma de lanzamiento de un gran espectáculo. Que no tiene -esto es claro- un públio garantizado. Si en un momento la animación digital reinaba y luego dejó el cetro a las películas de superhéroes, siempre tales películas grandotas de presupuestos estratosféricos eran la excepción. Dos décadas de ese manejo del mercado llevaron a este punto: las salas dependen -lo profetizamos, pero era adelantar lo obvio- de un batacazo gigante. Y cualquier crisis en el sistema deja de proveerlos en cantidas suficiente como para minimizar riesgos.

Hoy el mundo festeja que Intensa Mente 2 esté agotando entradas en los principales mercados. Pero de marzo a estos días, sólo una película superó los 100 millones de dólares de recaudación estadounidense (la que deja más dinero a los productores, la que decide el negocio global), El planeta de los simios: nuevo reino. En el medio, perdieron dos películas híper promocionadas como Profesión peligro y Furiosa. Que ambas sean de lo mejor, estéticamente hablando, de la temporada, es lo de menos. El problema es que los públicos no sincronizaron con ellas. Eso pasa siempre, pero en el período clásico de Hollywood había tantos estrenos a la semana que las salas no corrían grandes riesgos: un filme recuperaba lo que perdía el otro. Con presupuestos superiores a los 150 millones de dólares (es decir, el doble si se tiene en cuenta el gasto en marketing), el asunto es sumamente complicado.

Las crisis provocadas por el Covid en 2020-21 y por las huelgas de 2023 muestran cuán frágil quedó el sistema de exhibición. Pero hay algo más: muchos países dejaron de apuntalar su propia cinematografía con valores y estrellas locales con los que paliar la "baja" que implica un fracaso de Hollywood. No pasa en España o Francia, pero sí en América Latina. De allí que sostener una producción local hipertrófica gracias a impuestos a la extranjera no sea suficiente. En última instancia, la depredación del parque de salas (el pasado fin de semana Intensa Mente 2 y Mi villano favorito 4 ocuparon el 92% de las pantallas) termina creando un solo público que, si no tiene novedades de lo que ya se acostumbró a consumir, y novedades que le gusten, deja las salas.

Hoy hay euforia, quizás en dos meses -agosto suele ser cruel- se vuelva a hablar del desastre de la recaudación. Pero debería encender -especialmente en mercados periféricos como el nuestro- una alerta para intentar un desacople respecto del sistem total. No será sencillo.

Esta nota habla de: