Piñas, patadas, saltos y gritos: artes marciales en Mubi
Hace mucho, mucho tiempo, en una Lavalle lejana, se podían ver en pequeños cines películas de artes marciales que luego desaparecieron de los lugares que solían frecuentar. Y resulta que muchas eran obras maestras. Ahora Mubi las presenta a todo lujo. Prepárese para la pelea.
Durante años, una serie de películas de artes marciales que pasaban inadvertidas recorrían los cines pequeños de la calle Lavalle y las salas de barrio. Pocas veces se hacía crítica de ellas, pocas veces se les prestaba la atención que merecían. Pasó el tiempo, y cineastas como Quentin Tarantino pusieron la obra de la productora Shaw Brothers en el lugar que merecieron: bien alto. La productora creó en Hong Kong una serie de filmes que, influidos en parte por el spaghetti western y por el cine de acción y aventuras estadounidense, logró cuajar como una forma propia, única. Una forma épica y vertiginosa, además, de narrar la historia de China entre el siglo XIX y las primeras décadas del XX. Mubi presenta una selección generosa de estas películas de artes marciales que crearon un género e influyeron, con el paso del tiempo, en todo el cine.
Empecemos por una obra maestra, Bebe conmigo o, si la conocen por su título en inglés, Come drink with me. La película narra el secuestro de un niño por una banda de ladrones y su persecución a cargo de un muy dotado espadachín. Que además, es una mujer y hermana del secuestrado. Pero la película hace mucho más que ser un wuxia de pies a cabeza (el wuxia es el género de artes marciales épicas): incluye el humor, el amor y el melodrama. Mucho de lo que vemos nos recuerda a El tigre y el dragón, que era un homenaje a esta película extraordinaria donde las coreografías de peleas cambiaron de modo definitivo para ser al mismo tiempo manifestación del drama y de la intervención de lo fantástico y lo mítico.
Esta es rarísima por varias razones: Intimate confessions of a chinese courtesan (bueno, Confesiones íntimas de una cortesana china). La primera, es una película declinada en femenino. La segunda, incluye tanto peleas y coreografías como erotismo. La tercera y principal, aún cuando tiene todos esos elementos espectaculares, es un drama social sobre la prostitución forzada, la explotación de la mujer, el uso de la violencia como ejercicio del poder y las diferencias de clase. Todo eso está en la película de tal modo que no podemos dejar de pensar en lo que sucede y divertirnos al mismo tiempo. Un ejemplo de cómo combinar lo didáctico-social con el gran entretenimiento (o de cómo es el gran entretenimiento en realidad el que nos acerca a lo social).
El espadachín manco lo dice casi todo con el título: un chico bulleado (tal cual) que pierde un brazo en una pelea, con la ayuda de una joven y un viejo libro, logra dominar el arte del sable con la mano que le queda. Otra vez, hay algo de novelesco en lo que va pasando y sí, muchísima sangre. Pero lo que más nos atrae es la imagen totalmente fantástica, realizada en estudios, con un uso dramático del color de enorme belleza y fuerza expresiva. Como si el absurdo de la trama se convirtiera en creíble por el uso de unas imágenes que recuerdan a las ilustraciones de un cuento.
La influencia de Occidente en estas producciones no es tan notable en lo formal como en lo narrativo. Los ocho movimientos del dragón es la historia de una familia traicionada y diezmada, y de lo que los dos hermanos sobrevivientes hacen con ese trauma. La trama refiere a Más corazón que odio, de John Ford, pero a la manera exuberante del wuxia. Es, también, una historia de búsqueda, venganza y, en última instancia, redención y abandono, salvo que con grandísimas secuencias de acción y una madurez expresiva que excede gran parte de lo que se ha realizado en el género.
Five Deadly Venoms es una enorme influencia (como el resto de estas películas, de paso) en Quentin Tarantino, especialmente visible en la saga Kill Bill (que también está en Mubi, dicho sea de paso). Hay cinco maestros del kung fu, cada uno con una especialidad o estilo diferente, y un sexto que recibe la orden del gran maestro de vigilar a los otros e impedirles que hagan el mal. Ya saben que las cosas se van a salir de madre; estos personajes, además, formaron parte de gran cantidad de películas de los Shaw, pero su saga comienza en esta que es la mejor de todas.
Hay, además de melodrama, comedia y sátira entre estas películas, y el mejor ejemplo es Ho el sucio, que une a un mastro de kun fu que se hace pasar por joyero con un estafador de poca monta. Claro que hay peleas y venganzas, pero sobre todo hay mucha comicidad, incluso en las secuencias de acción. Una grandísima influencia en todo lo que luego haría Jackie Chan y lo desmarcaría de ser "el sucesor de Bruce Lee" para ser el propio Jackie. El protagonista es el gran Gordon Liu, cómplice de Tarantino en su saga de la novia vengadora (Pei Mei, amigos, ni más ni menos).
Y para cerrar esta selección (en Mubi hay varias más, todas igualmente geniales y divertidas), el mega ultra archi clásico La cámara 36 de Shaolin. En parte es un melodrama histórico: un fugitivo de la represión de los manchúes se refugia en un templo shaolín. Es tomado como aprendiz de kung-fu y, mientras que su fin es la venganza, el ejercicio físico y espiritual transforman al personaje en otra cosa. No hay ninguna película de artes marciales que haya sido más influyente que esta en Occidente, y en la Argentina era de reposición constante en todo el circuito secundario de salas. Claro que la versión de Mubi está completísima (las copias que uno llegó a ver eran "pedazos selectos de La cámara 36 de Shaolin) y resulta una maravilla.