EEUU despliega su mayor fuerza militar en el Caribe desde 1989 y afirman que evalúa atacar Venezuela
Un informe del Miami Herald reveló que la administración Trump evalúa ataques en Venezuela bajo un operativo antidrogas que podría esconder fines políticos
El portaaviones USS Gerald R. Ford, submarinos nucleares y una decena de destructores conforman el despliegue que Estados Unidos mantiene frente a las costas venezolanas. Según el Miami Herald, se trata de la mayor presencia militar estadounidense en América Latina desde la invasión a Panamá en 1989. El operativo, oficialmente dirigido contra redes de narcotráfico, involucra unos 10.000 efectivos y bases en Puerto Rico, Trinidad y otras islas del Caribe y es una movilización inédita desde la Guerra Fría.
El Herald informó que la Casa Blanca tomó la decisión de atacar instalaciones militares dentro de Venezuela, posiblemente en puertos, aeropuertos o bases navales utilizadas por las Fuerzas Armadas. Las fuentes citadas afirmaron que las acciones podrían iniciarse “en cuestión de horas o días”.
Una de las voces consultadas sostuvo: “Maduro está a punto de encontrarse atrapado y podría pronto descubrir que no puede huir del país incluso si lo decidiera”. Según el medio, Washington atribuye a oficiales venezolanos la conducción del “Cartel de los Soles”, una organización que —de acuerdo con la fiscal general Pam Bondi— coordina operaciones con el Tren de Aragua, el cártel de Sinaloa y otras redes internacionales.
El informe completo puede leerse (en inglés) en la edición digital del Miami Herald.
Consultada por el Herald, la vocera adjunta de la Casa Blanca, Anna Kelly, rechazó que existan decisiones inmediatas. “Las fuentes anónimas no saben de qué están hablando. Cualquier anuncio sobre Venezuela provendrá directamente del Presidente”, afirmó.
La publicación también señala que otras fuentes en Washington admiten un aumento de la tensión y la posibilidad de un “cambio de fase” en las operaciones, sin confirmar plazos ni objetivos concretos.
Contexto y antecedentesDesde enero, cuando Donald Trump inició su segundo mandato, el Gobierno de EEUU designó a varias organizaciones criminales como “terroristas y transnacionales”, entre ellas el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles. En agosto duplicó la recompensa por la captura del presidente Nicolás Maduro: USD 50 millones, la más alta ofrecida hasta ahora por la justicia estadounidense. Washington sostiene que el mandatario venezolano lidera una red de narcotráfico; Caracas lo niega y acusa a EEUU de “fabricar una nueva guerra” para apropiarse de sus recursos naturales.
Los ataques navales estadounidenses en el Caribe, que dejaron 61 muertos, ya habían generado cuestionamientos bipartidistas en el Congreso. Legisladores demócratas y algunos republicanos —como el senador Rand Paul— advirtieron que el Ejecutivo carece de autorización legislativa para el uso de la fuerza. Una resolución impulsada para limitar las operaciones fue rechazada por un estrecho margen de 51 a 48 votos.
Una región en alertaAnalistas consultados por el Herald recordaron que un eventual ataque terrestre o aéreo podría desencadenar un colapso político en Caracas y alterar el equilibrio regional. Aun así, estiman improbable una ocupación prolongada. Elliott Abrams, ex enviado especial para Venezuela, explicó que “Trump favorece operaciones puntuales, como el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, o ataques sobre instalaciones estratégicas, pero no algo que pueda prolongarse”.
Mientras tanto, los gobiernos de la región observan con cautela el avance de la flota estadounidense sobre el Caribe y la creciente tensión entre Washington y Caracas.
El despliegue estadounidense, las advertencias del Miami Herald y las desmentidas oficiales dejan un escenario incierto en el Caribe. Mientras Washington insiste en su lucha contra el narcotráfico y Caracas denuncia una amenaza de intervención, la región observa expectante el desarrollo de los acontecimientos.