FINANZAS GLOBALES

Lagarde analiza anticipar su salida del BCE para liderar el Foro de Davos

La posible renuncia de la presidenta del Banco Central Europeo agita los mercados y reaviva el debate sobre el rumbo del orden financiero global

BAE Negocios

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, evalúa abandonar su cargo antes del final de su mandato en 2027 para asumir la conducción del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), más conocido como Foro de Davos. La noticia, que se filtró a partir de declaraciones de Klaus Schwab, fundador del WEF, generó un fuerte impacto en los círculos financieros europeos a pocos días de una reunión clave del BCE.

Schwab, que anunció su salida tras más de 50 años al frente del organismo, aseguró al Financial Times que ya existen arreglos prácticos para la transición, incluido un posible traslado de Lagarde a Suiza. La francesa, que integra el consejo del Foro desde 2008, aparece como la sucesora natural. Sin embargo, su mandato en el BCE vence en octubre de 2027, lo que obliga a un delicado juego de tiempos e intenciones.

 

Trayectoria

Desde el entorno del BCE aclararon que Lagarde "está plenamente comprometida con cumplir su mandato". Pero las especulaciones se intensificaron luego de que fuentes cercanas reconocieran que ella estaría dispuesta a dejar el cargo si logra estabilizar la inflación de la eurozona en el 2%, objetivo central de su gestión.

Lagarde acumula una trayectoria única al frente de organismos multilaterales. Fue ministra de Economía de Francia, directora gerente del FMI entre 2011 y 2019, y desde 2019 conduce el BCE. En todos esos espacios defendió el multilateralismo y el rol de las instituciones globales. También promovió la transformación digital del sistema financiero y fue una de las principales impulsoras del euro digital, un proyecto que busca modernizar los pagos pero que despertó cuestionamientos por sus implicancias sobre la privacidad y el control estatal.

 

Sucesión

El posible arribo de Lagarde al FEM consolidaría su papel como figura emblemática del orden institucional global. Su perfil encarna una visión de gobernanza económica basada en la cooperación internacional, el desarrollo tecnológico y la intervención activa del Estado en la regulación monetaria. Justamente por eso, su desembarco en Davos no sería solo un cambio de puesto, sino una señal política de continuidad del pensamiento globalista en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y repliegue de liderazgos tradicionales.

La salida anticipada delBCE obligaría a acelerar una sucesión que podría tener repercusiones en la estabilidad monetaria europea.

 

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